UNA AMISTAD DE ALCANCE INTERNACIONAL
Fue precisamente la Embajada de México en Francia lo que en parte les había unido décadas atrás, en 1950, cuando un joven y fresco Fuentes conoció en París a Paz, entonces trabajador de la Legación Mexicana.
Con el tiempo, el bagaje internacional de ambos, que trabajaban para la diplomacia, y su capacidad de crítica y debate se retroalimentaron y perfeccionaron sus obras, que tuvieron un alcance que trascendió las fronteras mexicanas.
"Permitieron que México fuese visible al mundo en muchos ámbitos. Sin Fuentes no existiría el boom - movimiento del que también formaron parte Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa - y Paz nos ayudó a dialogar con otros escritores y otras culturas", declara Flores. Esa crítica y discusión que los unió y que al final los separó estuvo siempre presente en su relación, al grado que Fuentes no dio el pésame a la familia tras la muerte de Paz.
En la gran obra de Fuentes, "La región más transparente" (1958), el autor incluyó a un personaje inspirado en su entonces idolatrado Paz, pero en la época se interpretó como una caricatura del pensamiento de este sobre la historia e identidad mexicana. "Es algo que lastimó a Paz", recuerda Flores.
"Ocurren otros distanciamientos, como cuando ellos durante muchos años intentan formar una revista y Carlos Fuentes quiere invitar a más personas y finalmente no se hace la que Paz quería, sino otra que se llama 'Libre'", añade. No obstante, la admiración mutua subsistió durante años. "La amistad es como las plantas: hay que regarla a diario. A veces, también, hay que podarla (...) Por fortuna, tú y yo no coincidimos en muchas cosas, aunque sí, creo, en lo esencial", dedicó todavía Paz a Fuentes en una carta en 1982.
Hasta que dejaron de coincidir en lo esencial. "Deberíamos darnos cuenta no solo de su distanciamiento sino de sus convergencias, para entender que este país necesita salir al mundo, no estar encerrado en sí mismo. Ellos nos podrían ayudar a entenderlo", concluye la autora.