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Periodo de prueba
Se eleva el aroma del pasto recién cortado. El día es claro. Ninguna nube en el horizonte que rompa con el “azul pensativo del cielo” del que hablara el poeta Amado Nervo.
El sol se hunde entre las copas de los pinos, de los árboles y los arbustos en una mañana que promete ir acentuándose en calor.
Se pronostican días cada vez más frescos, que formarán parte ya de ahora en adelante de la temporada septembrina. El mes de la Patria, como lo hemos calificado.
Valen las preguntas del sentimiento de identidad nacional hoy por hoy para los mexicanos. Luego de haber visto ondear la bandera y escuchado la interpretación del Himno Nacional en los Juegos Paralímpicos celebrados en Río, gracias al brillante desempeño de los atletas Ángeles Ortiz, Luis Zepeda, Lenia Ruvalcaba, Salvador Hernández y Eduardo Ávila, nos detenemos un poco a reflexionar en ello.
Hace ya casi 31 años el pueblo mexicano encontró en la tragedia una parte de su propia identidad. Con el terremoto de 1985 se descubrió como un pueblo solidario, un pueblo que encontró refugio en sí mismo. Fue tan grande la fuerza de esa unión, del despliegue de una fortaleza física y espiritual que su actuación dejó un halo de esperanza.
Hoy, a más de tres décadas del terremoto que sacudió no solo a la Ciudad de México sino a toda la nación, la realidad mexicana se enfrenta a numerosos estímulos; a una avalancha inmisericorde de mensajes que llegan de uno y otro ángulo; a inéditas formas de concebir y de estar en el mundo.
Aún con todo ello de frente, una muestra de fervoroso sentimiento de identidad la ofrecieron, desde mi perspectiva, los millones de habitantes del País, que de todos los puntos geográficos, se volcaron en una figura del medio artístico que se ganó el afecto con sus canciones, personalidad y forma de ser y, en mucho, implícitas en ellas, su identidad como mexicano. Juan Gabriel personificaba, además del modelo de ser humano generoso, el entrañable cantante, y espléndido compositor, una identidad de mexicano que en él encontraba referente ya en sus canciones, ya en el orgullo de su origen y de su condición. No es extraño que hasta el mismo presidente estadounidense Barack Obama haya externado sus condolencias por la muerte del “Divo de Juárez”.
Uno de los temas fundamentales que como mexicanos tenemos a la vista, en el cual se encuentra, hoy por hoy, nuestra identidad, es la defensa de los derechos. Si aquellos años 80’s fueron para demostrar la integridad y la solidaridad que entre nosotros existía, una de las pruebas que estamos como sociedad ahora listos a enfrentar está en el campo de la aceptación de la igualdad de derechos.
La marcha organizada por el Frente Nacional por la Familia, integrado, aseguran sus dirigentes, por millones de padres de familia y más de mil instituciones de la sociedad civil, congregó a mexicanos de 110 ciudades del País, con mayor y menor fortuna.
La idea de que se apruebe el matrimonio entre homosexuales y la adopción de niños por parejas del mismo sexo, no es únicamente oficial.
Pese a la cantidad que se manifestó en contra de esta posibilidad legal a nivel nacional, existe un alto número de personas en el País que están a favor. Y es ella, esa iniciativa, la decisión que se tome, la que consolidará en los mexicanos el reflejo de lo que como sociedad somos. ¿Una sociedad intolerante y discriminatoria? ¿Una sociedad que no está dispuesta a defender los derechos humanos y buscar la igualdad entre sus integrantes? ¿Una sociedad, en fin, dolorosamente incapaz de aceptar en la diferencia de los otros la riqueza de su entramado?
La identidad de los mexicanos pasa ahora un periodo de prueba. Mientras, por un lado, un indeseable ser llamado Donald Trump discrimina vituperando a todo un pueblo, algunos sectores de este pueblo no son capaces aún de formar alianzas de entendimiento, de indispensable respeto mutuo.
Vito José Alessio Robles Cuevas
Nos unimos a la pena que embarga a su familia, a Irene su esposa, y a sus hijos y su familia toda, por el fallecimiento la semana anterior en la Ciudad de México de don Vito Alessio Robles Cuevas, hijo del historiador saltillense. Un hombre de gran sentido del humor, trabajador incansable y gran orgullo de su padre. Se le recordará siempre con enorme afecto. Descanse en paz, querido don Vito.