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Pleamar
Todo está en William Shakespeare sabiéndolo leer. Como ya perdimos a nuestro “pequeño Shakespeare”, nuestro “Shakespirito”, “Chespirito”, hay que refugiarnos en el mito del inglés. Es intrascendente si él escribió toda su obra o fue un equipo de autores, lo importante es que en su obra portentosa nos reflejamos y, al día de hoy, cabe toda la humanidad. Aquí cabe esa parcela a la que deletreamos como políticos y su enfrentamiento por el poder. Leyendo a Shakespeare en “Julio César”, hay unos versos, un fragmento donde habla de que en ocasiones, y sólo en ocasiones, el destino conspira y ofrece oportunidades que hay que reconocer y aprovechar. Éstas conducen invariablemente a la gloria. Por el contrario, usted ya lo imagina, si no aprovecha ese momento del destino, quedará condenado a la superficialidad y varado en la marea baja: bajamar.
El fragmento es el siguiente: “En los asuntos de los hombres hay una marea/ que en pleamar lleva a la fortuna,/ y si se omite, el viaje entero de sus vidas/ queda sumido en la miseria y la superficialidad…” Hay que aprovechar la corriente, la marea alta y a favor en horas en que el Partido Revolucionario Institucional (“El Partido de los Vividores”) vive sus horas más bajas a nivel nacional y local. Si el partido que huele a incienso, mirra y mortaja (el PAN, vaya), tuviese un poco, aunque sea un poco de trabajo en sus bases, el triunfo ya estaría asegurado. Pero sigo sin ver el trabajo fuera de campañas, de gente que en teoría se atarea todo el tiempo y todo el año: dónde está el proselitismo de Rosario Jiménez, Dora Valero, Lupita Mandujano, Ángel Berkowitz… es decir, todos ellos en teoría panistas, todos ellos perdedores.
El PAN no sabe aprovechar la pleamar para navegar con velas desplegadas; se queda en la inamovilidad de la orilla, en la miseria de su propia mediocridad. Y en estas horas bajas del PRI, a cuenta gotas van surgiendo en el amodorrado mundo político figuras (el tan esperado relevo generacional en el cual he insistido) que buscan su espacio de inclusión, su propia zona, muy a pesar del cacicazgo que sigue ejerciendo el PRI en los suyos. En este especial caso me estoy refiriendo a un joven-adulto (no hay contradicción) que conocí de adolescente en su momento, y hoy muestra la madurez que da el tiempo transcurrido, la brega en la lucha y el trabajo cotidianos y, sobre todo, la madurez al buscar un brillo y rayo de esperanza para los de su generación: es Ramón “Moncho” Oceguera (4 de abril 1990), quien levanta la mano en su calidad de candidato independiente.
Esquina-bajan
Fue el bien informado y anónimo redactor de “Politi-Con” en su columna de hace dos semanas quien publicó que en la vecina república de Ramos Arizpe (feudo de mi amigo, don Ricardo Aguirre), el “Moncho” Oceguera andaba gestando un movimiento importante y podría competirles de tú a tú al bipartidismo de esa ciudad. Busqué al joven “Moncho”, hijo del exalcalde de Ramos, Ramón Oceguera, quien a la vez es uno de los hombres que propiciaron el triunfo de Jaime Rodríguez en Nuevo León (cuéntese también la presencia de Noé Garza Flores. En su momento aquí le conté de las reuniones que sostenían. Siguen haciéndolo), para platicar e intercambiar puntos de vista políticos al respecto y, en honor a la verdad, el joven-adulto no va a dejar que la pleamar lo deje en la orilla.
Ramón “Moncho” Oceguera viste como lo que es, un joven hiperactivo. Llega a una cafetería en el centro de Ramos ataviado con blue jeans, camisa a cuadros y saco sport. Planta su estandarte de batalla: va de manera independiente (no milita en partido político alguno) y, dice, no va haber manera de que le cambien de parecer. Me habla del movimiento con su grupo de simpatizantes y jóvenes (una estructura ya tejida) que lo empujan a participar. Me muestra un listado de gente con la que va codo con codo, alrededor de 5-6 mil nombres con firma. Si usted recuerda, la Alcaldía de Ramos se gana con alrededor de 11 mil-12 mil votos, que fue la tajada con la cual Ricardo Aguirre ganó.
¿Ya lo notó? De tener este apoyo fijo y estable para las elecciones de 2018, el “Moncho” Oceguera sería la segunda fuerza política y si logra convencer a los ciudadanos, el triunfo estaría cercano. Ante un PAN amodorrado en demasía y ante su habitual miedo y confort a no moverse cuando no son campañas (siguen cometiendo los mismos errores de siempre. Apelarán de nuevo a la “conciencia” ciudadana de votar por ellos porque no “roban” como en el PRI), el área de oportunidad se movió hacia un joven de 26 años que gesta su propio espacio.
Letras minúsculas
¿El “Moncho” Oceguera para la Alcaldía por la vía libre? Ríe y su carcajada es un tácito sí. La marea alta invita a la aventura y a la odisea… Continuará la próxima semana.