Usted está aquí
¿Qué hay detrás del discurso y de la visita del Papa?
“En el pequeño mundo en el cual los niños viven su existencia, no hay nada que se perciba y se sienta con tanta agudeza como la injusticia”.
Charles Dickens
Esta es la primera, espero, de muchas entregas que estaré haciendo al periódico Vanguardia a partir de hoy y el sentido fundamental de éstas, es responder amables lectores a la pregunta ¿Por qué ocurre lo que ocurre? Se trata de ofrecer un contexto amplio a las situaciones, eventos y circunstancias que son parte de nuestra realidad. De tal modo que podamos hacer una aproximación cercana a través del análisis textual al estado actual de las cosas. Recuerden, lo nuestro es el imperativo categórico, dicho de otra forma, responderemos a la pregunta ¿cuáles son los mínimos acordados en cuanto al deber ser de la sociedad, organizaciones, instituciones y personas en nuestro país?
Comencemos con el tema obligado y del que no podemos sustraernos por el personaje, la misión y el impacto que éste hecho genera en nuestro país, la visita del Papa Francisco. Lo primero que tendríamos que hacer si queremos realizar un análisis preciso al respecto, sería partir de las siguientes preguntas: ¿Por qué es importante esta visita a diferencia de la de Barak Obama, el Dalai Lama u otro líder mundial? ¿Qué representa?¿Por qué viene? ¿Cómo impacta? ¿Sólo impacta a la feligresía católica?¿Porque sus discursos campean entre lo religioso, político y social?¿Atenta su presencia en las calles y su discurso contra el llamado “estado laico mexicano”?¿Porque el tenor político de su discurso?¿A quién beneficia la visita?¿Porque se le recibe así y no como a otros jefes de estado de otras latitudes sin influencia en el concierto internacional? ¿Su discurso es político o religioso o ambos? Interminable la cascada de preguntas que podríamos hacer al respecto, responderemos unas cuantas.
En principio es importante que recordemos que el Papa es una figura que representa a un estado europeo que se denomina Estado Vaticano y que surge de un pacto de reconocimiento entre Italia y la Santa Sede en 1929, por tanto, el Papa es un jefe de estado. Por otra parte es la autoridad más alta de la Iglesia Católica, que aunque es unus inter pares (primero entre iguales) tiene la primacía entre los 12 apóstoles (Mt. 16, 18). Al respecto, el Código de Derecho Canónico, que es la ley que rige a la Iglesia; en el canon 331 se afirma que el Papa tiene potestad ordinaria, suprema, plena, inmediata y universal que puede ejercer libremente. En este momento según datos del Anuario Pontificio (2015), en el mundo hay cerca de 1254 millones de bautizados y en nuestro país, según INEGI (2015) de cada 10 mexicanos, 8 son católicos, es decir el 82.7 % de la población tiene esta filiación. De ahí la importancia de la visita y en ese sentido, es importante aclarar que la misma, no es al estado mexicano, aunque se da un recibimiento protocolario, sino a la comunidad católica en México.
Sin embargo, lo que hemos visto en las calles (religiosidad popular) y oído en los discursos que son objeto de cobertura de los medios en general por lo que representa la figura, tiene un trasfondo. No solo es el contexto religioso el cuadro en el que se enmarca su discurso, sino lo político, social, cultural, medioambiental y económico de ahí que a muchos les extraña la tesitura del mismo ¿Por qué el empleo de este tono justiciero y no se limita a hacer una interpretación de los textos como lo hacen otros ministros de culto?
En principio, porque su punto de partida, además de ser un jesuita de cepa, es la Doctrina Social de la Iglesia o el llamado Pensamiento Social de la Iglesia que tiene su base doctrinal en la reflexión social que ha hecho la Iglesia católica a partir de 1892 con la encíclica Rerum Novarum de León XIII, hasta Caritas in veritate de Benedicto XVI, aparecida el 29 de junio de 2009; que busca poner al centro de su reflexión en cualquier dimensión, el concepto de la dignidad de la persona y la justicia. Por eso los temas que vivimos en lo cotidiano en nuestro país y que se separan del deber ser en cualquiera de los ámbitos mencionados, como en el caso de los obispos, sacerdotes y políticos que son los responsables del status quo establecido, son confrontados a través de su discurso. Por tanto, no es nuevo el formato que utiliza, porque desde la Rerum Novarum a la fecha ese ha sido el tono.
El Pensamiento social de la Iglesia así llamado, emerge a la par con la Revolución Industrial y las ideologías capitalista y socialista que comienzan a influir y a buscar la hegemonía del mundo contemporáneo. Lo que se encuentra en la base de las enseñanzas de la Iglesia en materia social es un proyecto de humanización que tiene la intención de construir un mundo justo. Las propuestas que se realizan apuntan hacia todo aquello que hace difícil e impide la consecución de la justicia social. No se ha quedado en la reflexión teológica, dogmática o escriturística, sino que ha impactado el mundo de la cultura, de la política y al de la economía. Juan Pablo II, en la encíclica Centesimus Annus (3) afirma que la Doctrina Social de la Iglesia se desarrolló en el siglo XIX cuando se produjo el encuentro entre el evangelio y la sociedad industrial moderna, y por lo tanto, surgió como una respuesta ante el desafío de la industrialización. Así que no debiera extrañarnos porque Francisco, habla de esa forma. El problema ha sido que otros papas, obispos y sacerdotes han sido moderados o bien “diplomáticos” en su forma de aplicar a las realidades temporales el evangelio, y en otros casos, proclives a los gobiernos u organizaciones hegemónicas.
Otro punto importante es la tradición y la costumbre que marcó históricamente el artículo 130 constitucional, que aborda el tema de la separación iglesia-estado por una parte y por la otra, el apoltronamiento y la zona de confort en la que viven los gobernantes, eclesiásticos y fieles en México, donde los privilegios y acuerdos en palabras de Francisco, han sido fuente de corrupción, acuerdos oscuros y desigualdad.
La visita del Papa por lo tanto, es una oportunidad, como ya lo hemos visto, de poner un freno a las complicidades y omisiones de una buena parte de los miembros de la iglesia, laicos y consagrados, de pronto coludidos con el poder temporal y que se resisten a hacer un cambio sustancial y comprometido con los más pobres, es un llamado de atención a los políticos-católicos que hemos visto en la pasarela de los medios para promover las capacidades y el desarrollo de millones de mexicanos que carecen de lo indispensable. Finalmente, es un espacio de autocrítica y reflexión, en torno a la dignidad de la persona y la justicia que podemos hacer en todas las áreas y dimensiones de nuestro sufrido país, independientemente de nuestra adhesión religiosa o ideológica. El problema hasta el momento, es la omisión de algunos temas que son torales y que darían confiabilidad y certeza completa a la visita.