En estos tiempos de intensa comunicación, ésa fue la pregunta de Enrique Peña Nieto. ¿De qué le sirven las carretadas de dinero público que gasta en imagen y publicidad? México está muy enojado con él y con la clase política, quizá los políticos mexicanos nunca antes han enfrentado tal nivel de rechazo.

Peña Nieto está desesperado, no da pie con bola, todo le sale mal. Intenta explicarnos, convencernos, pero de nada sirve. “¿Qué hubieran hecho ustedes?”

Como si lo hecho fuera la única alternativa. Por momentos me resisto a creerlo, pero en cada respuesta, en cada acción se confirma: el problema de fondo es que Peña “no entiende que no entiende”. 

“¿Qué hubieran hecho ustedes?” Sugiero algunas respuestas a la pregunta del Mandatario:

1. Antes que nada, debe entender que es Presidente de México, titular de uno de los tres poderes de la Unión, que ocupa el cargo más importante de toda su vida, que lo que haga será su legado, su nombre en la historia. Diríase que nadie sino él mismo puede y debe tener mayor interés en hacer bien las cosas. No hay fortuna por acumular, amistades por beneficiar o ilícitos que ocultar, que puedan compararse con la trascendencia del cargo que ocupa. Pasar a la historia como un mal Presidente es lo peor que puede pasarle.

2. Su cargo concluye el 30 noviembre de 2018. Después de esa fecha no hay más. Sólo cuenta el ahora, todo lo que haga o quiera hacer después de esa fecha no tendrá peso alguno, además, el hubiera no existe.

3. Debe rodearse de leales a su persona y veo pocos en su equipo. Incluso quienes se benefician de su protección o favor son leales al dinero, las ventajas y el poder. En todo caso, son leales a la figura presidencial, no a Enrique Peña Nieto. La persona se va, el cargo permanece, si tiene dudas, pregunte a sus antecesores.

4. Una vez rodeado de leales, atento a la trascendencia de su cargo y al sentido de oportunidad, debe, con toda objetividad, entender lo que el pueblo le está diciendo. Entender que más de 8 de cada 10 mexicanos no estamos de acuerdo con su forma de gobernar. Entender que el curso que lleva no es correcto, de nada sirve lo que está haciendo si sigue haciéndolo igual.

5. La corrupción es el mayor flagelo y el mayor insulto a los mexicanos. El tema es más delicado que nunca porque no es corrupción de terceros, empieza con él, con la Casa Blanca, con contratistas favorecidos desde que gobernaba el Estado de México. Debe vender esa casa, entregar el dinero a la Tesorería de la Federación o a la beneficencia pública. Listar a sus amigos y desbaratar cualquier posible conflicto de interés. Ya es tarde, hay que transparentarlo todo. Nada logrará si no convence al pueblo de México de su honestidad. Tratar de convencernos de que su esposa gana más que las estrellas de Hollywood, no es el modo.

6. Exigir transparencia absoluta a todo su gabinete. El que no acepte se va. Apertura total de expedientes y contratos del Gobierno. Saldrá mucha pus, que la pague quien la hizo.

7. Regresar al precio anterior de los combustibles. Los 280 mil millones de pesos que necesita son el costo de la corrupción y la mala administración. Pagar favores sale caro. Toca que el Gobierno se apriete el cinturón. Puede empezar por quitar recursos a  partidos y medios, sería muy aplaudido si lo hace.

8. Exigir al Procurador su renuncia y nombrar un Fiscal General de la República autónomo y electo de una terna propuesta por un comité ciudadano también autónomo. En esto, dejar fuera la partidocracia. El Fiscal irá tras los corruptos y requiere manos libres.

9. Aprovechar el centenario de la Constitución para convocar un nuevo pacto político y económico que incluya a todos. Tarde lo que tarde y pidan lo que pidan. Debe entender que se quedó con pocas fichas y, además, dispersas.

10. Pronunciarse respetuosa y enérgicamente frente Trump. Empezando por designar un Canciller creíble y capaz que no llegue a aprender. Que sea un interlocutor creíble y respetado.

No romper con el pasado, la corrupción y la componenda es la receta perfecta para fracasar y destruir su legado.

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