Iglesias y parroquias de la Diócesis de Saltillo impulsan actividades de recaudación entre sus feligreses, pues ni con la reapertura de los templos la crisis cesó.

Para muchas de los templos lo que provocó “el cierre de la casa de Dios” durante el confinamiento ,además de causar el despido de colaboradores en diferentes áreas, generó adeudos en los servicios básicos.

Sin embargo, también mermó la entrada de aportaciones voluntarias con las que los templos apoyaban a los más necesitados, enfermos y demás católicos que solicitan ayuda a los sacerdotes.

Por lo que, templos como el de Nuestra Señora de la Luz repartió a sus feligreses costalitos morados para que pudieran reunir dinero entre sus familiares y así continuar apoyando a quienes tocan sus puertas para pedir ayuda.

“No es dinero para los sacerdotes ni para la casa de Dios, sino para ayudar a quien más lo necesita, así que si tienen ropa, zapatos o alimentos no perecederos que también gusten donar, sean bienvenidos para continuar la labor de solidaridad”, comentó el párroco de la iglesia, Anastasio Olivar Chávez.

La crisis que dejó a su paso la pandemia, reconoció, no solo afectó la operatividad de las parroquias, sino también la labor que hacía con los más necesitados, pues hasta quienes hacían aportaciones, se vieron obligados a recortar su gasto y limitar sus donaciones.

Recientemente la Diócesis de Saltillo reconoció que además no cuenta con presupuesto para invertir en tecnologías de comunicación, ni un plan de recaudación para allegarse de recursos para echar a andar una estrategia de difusión de su mensaje al frente de la Diócesis de Saltillo.

> Ropa.

> Calzado.

>  Alimentos no perecederos.