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Reelaboración de lo real
Mido mi canto
mido las fuentes de mi canto,
me mido, mido
mis fuerzas
Charles Olson
Crecen árboles en los sueños de los creadores, o espinas o pasillos interminables. Son los sueños mensajes que uno se deja para resolver, y también para re-direccionar procesos creativos. Mucho se ha dicho del poder germinal de los sueños, sobre todo por Carl Gustav Jung. Los sueños, son nuestra otra vida, una vida que uno ordena desde un territorio más libre o terrible, por que no.
La actividad creadora también tiene un fundamento poderoso en la imaginación despierta. Ya lo dijo William Carlos Williams: “solo la imaginación en real”. La creación tiene la virtud de congelar el momento y suspenderlo. Se encuentra el creador en un momento en el que todos los procesos biológicos se hayan concentrados y se registra un alto grado de pasión que tiene mucho qué ver, como ya lo ha mencionado el psicoanálisis: con la pulsión sexual, y agregaría que también tiene mucho qué ver con el acto restaurador que hace presente la verdad de la realidad, sea cual fuere, por más incómoda que se presente. En este sentido, el acto restaurador también puede tener mucho de adoración por el mundo, o simplemente con la re-elaboración de las vivencias personales (reales, imaginadas o soñadas).
La palabra crear proviene del latín ker: crecer. Si le agregamos el sufijo ker es, significa: Ceres, la diosa de la agricultura, deidad que especialmente cuida del crecimiento de los frutos. Esta palabra también se encuentra en el latín creare: hacer crecer.
En el caso de la poesía, que nació en los labios, sin soporte mayor que la voz y sus silencios, cada vez es más frecuente la elección de los soportes que se suman al acto creativo, impactando desde la construcción del mensaje mismo. Versos al viento, versos sobre papel, versos en pentagramas, versos en proyecciones, versos ya sin versos: solo sonidos y silencios, o bien, edificaciones materiales de objetos que han atajado a la palabra misma y se ofrecen en su riqueza.
Me gusta la visión de Duncan, cuando dice que la poesía “es contemporánea de la misma manera que el fuego, el aire, la tierra o el agua están involucrados particularmente en cualquier aprehensión de la existencia presente”. Con esta mirada lo que hace es tomar a la naturaleza y ubicarla en el contexto de uso que cada generación le da. Y ubica una construcción conceptual a la par de entidades biológicas.
Dentro del acto creativo, Williams lanza un mensaje importante: “el poeta piensa con el poema, allí reside su pensamiento, y eso en sí mismo es la profundidad”. Pensar la realidad es re elaborarla. De ello surge el arte que la cuestiona, problematiza, transforma o elimina.
Crear es estar vivo, y al hablar de la pulsión de la vida, Duncan también nos avisa de esta pulsión dentro de los procesos de creación: “el optimismo y el pesimismo no tienen nada qué ver con estar vivo, lo fundamental es cuánta vitalidad se encuentra viviendo en una ciudad.
Para cerrar, leamos la vitalidad de William Carlos Williams en un poema incluido en La Música del Desierto, que habla precisamente del acto creativo. Aquí un fragmento: “Pareces perfectamente normal. ¿Puedes decirme / por qué quiere uno escribir un poema? // Porque está allí para ser escrito. // Ah. ¿Pero qué lo hace estallar? // Yo soy ése cuyos sesos / están esparcidos / sin propósito”.