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¡Saludos desde Texas, querido profe!
Austin, TX.- Desde la hermosa capital del vecino estado en la Unión Americana, envío un cálido y muy afectuoso saludo al profe más fresco de México, el cascabelero y sicalíptico, Humberto “Colombia” Moreira Valdés.
Austin es la “Capital Mundial de la Música en Vivo” y he venido a honrar dicha denominación, celebrando con un concierto histórico los 40 años de una de las bandas más influyentes de mi roncarrolera existencia: Tom Petty and the Heartbreakers.
Ni me molestaré en contarle de esta agrupación y su líder. Si no conoce su legado, usted se lo pierde y ése ya es suficiente castigo.
No obstante se trata eminentemente de un viaje de placer, vengo preparado para ofrecer, a petición de cualquier autoridad que así me lo requiera, las últimas novedades que se gestan en tierras saraperas:
–¿Y qué ondeichon con el teacher Humbert? What happened?
–Pos nada, que se lanzó por el Partido Joven, you know. The Young Party!
–No fucking way!
–Yes, mi estimado Flecos Bill. How do you see it from there?
Humberto Moreira es lo que viene siendo el común denominador en todas las investigaciones que Texas ha abierto por lavado de dinero, asociación delictuosa y nexos con el narcotráfico, en torno al desfalco del erario coahuilense. Las líneas de investigación, así como diversos testigos, señalan la colusión de su Gobierno con las mafias que operan de un lado y otro de la frontera.
Nomás Moreira Valdés no se da por enterado de que por acá en Texas se le quiere ver y pronto. Bueno… ni Humberto ni la autoridad coahuilense o la federal, que han tenido a bien exonerar sin mucho averiguar al también exlíder nacional de ese benemérito pilar de la sociedad mexicana llamado Partido Revolucionario Institucional.
Hoy muchos de los que besaban el suelo por donde Moreira danzaba se hacen reverendamente los occisos (digamos mejor “pendejos” para mostrar algo de respeto por los difuntos), cuando sale a colación su profe.
Empero, hay que reconocer que su culto aún cuenta con seguidores, a los que no termina Humberto de pedirles que oren por su causa cuando ya están hincados echándose un novenario. Pero para nada son ya aquellas hordas de enajenados de atrás tiempo. Y a mí lo que me estremece no es la cantidad de sus sectarios, sino su perseverancia.
Entre los que recién le dieron la espalda, sin embargo, están sus antiguos correligionarios políticos. En un gesto más teatral que otra cosa, el partido tricolor expulsó de su nefasto padrón al “prosor” Moreira, además de quitar su retrato del cuadro de honor.
Diversos medios pudieron constatar lo anterior, con imágenes del momento preciso en que dos empleados descuelgan ceremoniosamente la fotografía de Moreira que hasta hace unos días compartía con sus iguales un sitio en el Muro de la Virtud en la sede del partido robolucionario.
La aborrecida carota de Beto el Bailador, pues, ya no se cuenta entre todos los que han tenido el honor de presidir el CEN del PRI. ¡Tragedión!
¡Pero cómo es posible! ¿Acaso en el PRI asimilaron de golpe y Madrazo el concepto de decencia y en un ataque de pudor decidieron que la trayectoria de Humberto era indefendible, tanto que constituía una oprobiosa mácula para el propio PRI, aún bajo sus estándares morales?
¡Pero para nada! Al Revolucionario Instituchonal lo que le agravió fue que su ex amado líder se anduviera postulando por allí para diputado pluri por un partidete pueblerino de quinta llamado Partido Joven de Coahuila, que fue creado por el propio Humberto para servirle –¡y vaya que le está funcionando!– como bote salvavidas en su peor escenario, mismo que finalmente sí ocurrió. Es decir, nadie lo quiso postular, ni siquiera el tricolor, porque el lastre de arrastrar la monserga de su postulación es demasiado costosa en credibilidad y votos.
Pero con su propio partido político, cortado a medida, creado ex profeso para postularlo sin la penosa necesidad de andarle pidiendo el voto a la gente y exponerse a que le escupan a la cara; con ese partido operado por un abyecto y servil “Igor” (de hecho así se llama, Edgar Igor Puente), Humberto está, como ya antes señalamos, a 30 mil votos de blindarse con el mil veces bendito fuero.
Al PRI no le importaron todas las imputaciones y señalamientos que por corrupción se le hacen a Humberto Moreira desde la autoridad en otros países o desde la opinión pública y la prensa mexicana y extranjera (eso para el Revolucionario es como el aire que respira).
No, al PRI lo que le indignó fue que su exdirigente ande allí dando penas ajena, placeándose bajo otros colores más baratos, bajo otras siglas más chafas, siendo que viene de encabezar al partidazo. Ése es el motivo de desdoro para el partido tricolor, ésa es la afrenta imperdonable para el PRI, ésa fue la gota que colmó su paciencia para con el enfant terrible coahuilense. No la sombra de la corrupción, no sus vínculos con un montón de criminales perseguidos y confesos, sino la desobediencia y la deslealtad hacia lo que estiman más sagrado (después de la lana, claro): el partido.
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