Saqueos atroces

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Saqueos atroces

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Tesoros que son reclamados por sus países de origen, desde el Penacho de Moctezuma, el Emperador Azteca, hasta el busto de Nefertiti, Reina de Egipto y esposa del faraón Akenatón

“La herencia cultural africana no puede ser prisionera de los museos europeos…”. Con este mensaje publicado recientemente en su cuenta de Twitter, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ratificó su compromiso de devolver los valiosos objetos que su país sacó de África durante el periodo colonial.

“No puedo aceptar que una gran parte de la herencia cultural de varios países de África se encuentre en Francia. El patrimonio africano no puede estar solamente en los museos y en las colecciones privadas europeas”, dijo Macron durante un discurso ante un grupo de estudiantes en la Universidad de Uagadugú, en Burkina Faso.

El mandatario francés se comprometió a dar carácter prioritario a la devolución de esos objetos durante los próximos cinco años, abriendo así la puerta a satisfacer una creciente demanda de muchos países que han visto su patrimonio expoliado a lo largo de la historia.

Sin embargo, las exigencias de restitución no siempre han sido atendidas con celeridad, por el contrario, muchas veces, esas peticiones han derivado en procesos de litigio y/o en largas negociaciones diplomáticas.

Aquí tiene seis casos de valiosos tesoros autóctonos que se encuentran en disputa y que no han sido devueltos a los países a los que realmente pertenecen.

La Puerta de Ishtar
Construida alrededor del año 575 Antes de Cristo, la Puerta de Ishtar se convirtió en la octava entrada fortificada de la antigua ciudad de Babilonia, en lo que en la actualidad es Irak.

Con sus más de 12 metros de alto, la puerta estaba esplendorosamente decorada con relieves de ladrillo vitrificado, y con imágenes de dragones y toros.

Hallada en 1899 durante una excavación realizada por el arqueólogo alemán Robert Koldewey, los restos de la antigua puerta fueron restaurados con piezas originales y se encuentran exhibidos desde 1930 en el Museo Pergamón de Berlín.

En 2002, hubo una solicitud para que la puerta fuera devuelta a Irak, con resultados infructuosos.

El busto de Nefertiti
El busto de Nefertiti, Reina de Egipto y esposa del faraón Akenatón, quien gobernó entre los años 1353 y 1336 antes de Cristo, es la pieza estelar del Museo Neues de Berlín, donde es admirada cada año por centenares de miles de visitantes.

Hallado en 1912 por el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt, el busto fue trasladado el año siguiente a Alemania, aunque comenzó a ser  exhibido en público en 1924.

Desde entonces, las autoridades egipcias han solicitado su devolución sin resultados.

Los responsables del museo germano aseguran que Nefertiti es “la mejor embajadora de Egipto en Alemania”.

El tesoro de Quimbaya
Conformado por una colección de 122 piezas de oro precolombino, el tesoro de Quimbaya fue obsequiado en 1893 por el Presidente de Colombia Carlos Holguín a la Reina de España, María Cristina de Habsburgo-Lorena.

La colección, que se cree había sido comprada por las autoridades colombianas a un buscador de tesoros indígenas, fue enviada a Madrid para ser exhibida como parte de las celebraciones por el cuarto centenario de la llegada de Colón a América.

Sin embargo, pasados los festejos, el mandatario colombiano decidió obsequiarlas a España, como una forma de agradecer a la Reina por la decisión que tomó en la resolución de un laudo arbitral sobre límites fronterizos entre Venezuela y Colombia.

En octubre pasado, la Corte Constitucional de Colombia determinó que las piezas del Tesoro de Quimbaya forman parte del patrimonio cultural de ese país y que, por tanto, no se pueden enajenar.

La Corte le ordenó al Ejecutivo colombiano que a través de su Cancillería hiciera las gestiones pertinentes para que esas piezas regresaran al país. Pero esto plantea un problema, porque para el Ejecutivo colombiano, el regalo a España fue un acto legal y legítimo.

Las estatuas de los monarcas del reino de Dahomey 
El Reino de Dahomey floreció en el occidente de África entre los siglos XVIII y XIX en un territorio que luego fue colonizado por Francia y que, tras su independencia, se convirtió en parte del actual Benin.

En julio de 2016, el gobierno de Benin envió una carta a las autoridades francesas para pedir la devolución de los ‘tesoros coloniales’ que fueron sacados de ese país y que en la actualidad se encuentran en museos y colecciones privadas de Francia.

Agrupaciones de la sociedad civil de Benin estiman que entre 5 mil y 6 mil objetos habrían sido llevados a Francia por colonizadores y misioneros (Dahomey, cuya religión es el vudú, era un centro de trata de esclavos).

Entre las piezas se encuentran las estatuas de los últimos reyes de la dinastía Abomey. 

El Penacho de Moctezuma
Es un tocado hecho con plumas de quetzal, montadas sobre una base de oro aderezada con piedras preciosas.

Se dice que esta pieza le fue obsequiada por Moctezuma al conquistador español Hernán Cortés, quien luego la envió al Rey de España. Pero no está claro cómo fue que el Penacho llegó a Austria, donde fue encontrado (en 1878) en el gabinete de un castillo por el geólogo Ferdinand von Hochstetter, quien acababa de ser nombrado director del entonces recién fundado Museo de Historia Natural de Viena.

Durante muchos años, México ha solicitado la devolución del Penacho, de hecho, presentó una solicitud formal en 1991. Sin embargo, un estudio encargado por el gobierno de Austria concluyó que el retorno de la pieza no era posible pues resultaba muy difícil protegerla de las vibraciones causadas durante el transporte hasta México.

Los mármoles del Partenón griego
El Partenón es la atracción turística más emblemática de Grecia. Construido a mediados del siglo V Antes de Cristo, el templo domina la colina donde se levanta la Acrópolis de Atenas.

La impresionante estructura sufrió numerosos daños a lo largo del tiempo y, en particular, durante los siglos XVI y XVII, cuando Grecia era gobernada por el Imperio Otomano. Entonces, la Acrópolis fue transformada en un cuartel y el Partenón en una mezquita coronada por un minarete.

El monumento sufrió daños severos durante una guerra entre Venecia y los otomanos, a finales del siglo XVII, cuando recibió un disparo de cañón que causó una gran explosión y destruyó su techo. Posteriormente, varias de sus esculturas resultaron destruidas cuando un almirante intentó removerlas para llevarlas a Venecia.

Y a lo largo del siglo XVIII, gran parte de las piezas restantes fueron dañadas o saqueadas.

A comienzos del siglo XIX, Lord Elgin, un diplomático británico que prestaba sus servicios en Atenas obtuvo del sultán una controvertida autorización —cuya validez sigue en duda— para remover piezas del Partenón y enviarlas a Inglaterra.

Las piezas terminaron siendo parte de la colección del Museo Británico ante el cual el gobierno griego ha hecho gestiones para solicitar su devolución, pero las autoridades británicas alegan que el haberlas llevado a Londres las salvó del deterioro y de la destrucción. (BBC Mundo)