Se puede decir... Que la Oficina Oval lo "encumbró"

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Se puede decir... Que la Oficina Oval lo "encumbró"

Pero no se puede decir... Que al final lo dejó "caer". Durante su Administración se caracterizó de orgullo, soberbia y odio hacia sus semejantes, haciendo de su despacho un nido de desprecio, crisis y agresiones, y presumia la firma de sus decretos que siempre iban manchados de sangre por las heridas que causaba  a los olvidados, los abandonados en fin a los migrantes, a los que agredía verbalmente hasta el cansancio, y que ahora celebran su caída, porque no hay mal que dure "cien" años.