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'Seis meses de diálogo con la Secretaría de Cultura sin soluciones reales', ALARTE expresa hartazgo
El cierre de espacios por la pandemia de COVID-19 ha afectado al gremio de las artes escénicas más que a ninguna otra área de las artes o de la economía en general. Sin teatros abiertos por cerca de seis meses la situación es crítica para estos creadores.
A lo largo de este tiempo las instituciones gubernamentales de cultura han lanzado medidas paliativas, como las convocatorias para participar en su programación virtual, pero esto no es suficiente y los artistas de la escena se han reunido para incentivar medidas que puedan ayudarlos de manera más sustancial.
Así es como nació hace unos meses la Alianza por las Artes Escénicas (ALARTE), colectivo que surgió de la iniciativa de el Colegio de Productores de Teatro y la Red de Espacios Culturales Independientes de la Ciudad de México con miras a convertirse en un movimiento de carácter nacional.
A la fecha ALARTE ha generado diversas propuestas para la reactivación adecuada de los espacios escénicos del país y comenzó a entrar en diálogo con la Secretaría de Cultura Federal para implementar estas estrategias. Sin embargo, luego de meses de discusión, el organismo ha escuchado pero no ha actuado, atribuyendo la falta de acción a la crisis y la carencia de recursos.
Pero con la noticia de que el Gobierno Federal planea otorgar un presupuesto de casi 3.5 mil millones de pesos al proyecto del Bosque de Chapultepec —un cuarto del total que recibirá la Secretaría de Cultura, cuyas dependencias siguen sufriendo recortes— ALARTE convocó a una rueda de prensa para dar a conocer las medidas y proponen y difundir la poca respuesta que han tenido.
Con la presencia de los productores, directores y actores Paula González, Alejandra Aguilar, José Palacios, Samuel Sosa, Ítari Marta, Oscar Carnicero, Bruno Zamudio y Mariano Ducombs, todos representantes de distintos espacios y organizaciones escénicas independientes de todo el país, y a través de ZOOM, se llevó a cabo esta conferencia.
Los consejeros explicaron que en cinco meses han tenido cinco juntas con la Secretaría de Cultura Federal, la mayoría sin la presencia de la titular, Alejandra Frausto, así como 14 juntas con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Al respecto de esta última relación señalaron que la comunicación iba avanzando con las autoridades capitalinas pero luego de un cambio de funcionario en el despacho se interrumpió el diálogo, hasta el pasado 8 de septiembre, cuando pudieron conversar directamente con la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum.
Con certeza en el potencial de sus propuestas ALARTE explicó en qué consisten estas, empezando por las “Medidas económicas para atender el impacto de la crisis ante el COVID19 en el sector de las artes escénicas”, así como su “Guía de Buenas Prácticas para la reactivación de los espacios escénicos independientes ante el COVID-19”, en la cual se enumeran recomendaciones sanitarias para el personal artístico, técnico y administrativo de los espacios escénicos, en colaboración con las autoridades donde esté emplazado el espacio y propiciando un ambiente seguro para el trabajo de estos lugares.
Pensando en el público también plantean la “Butaca Segura”, un sello que le de a la audiencia la certeza de que puede acudir al teatro, sala, auditorio, etc. La idea es asegurarle la posibilidad de regresar a disfrutar plenamente de los espectáculos.
Por último se encuentra el “Banco de Boletos”, de los principales ejes de acción que han generado y que llamó la atención de las autoridades federales y capitalinas, creado en respuesta al lanzamiento de las convocatorias para participar en la programación cultural virtual por un apoyo económico mínimo.
“Es un proyecto que creemos democratiza los apoyos del gobierno, que no pide la creación exprofesa de nueva obra, sino que apoya los proyectos que ya estaban creados o en proceso de creación”, comentó Samuel Sosa, encargado de la comisión del proyecto, “implica la construcción de una plataforma virtual que permita vincular directamente y sin intermediarios a espectadores y a proyectos escénicos a través de la distribución de boletos libres de costo par ala ciudadanía, sin que estos sean en ningún sentido boletos gratis. Por cada peso que el Estado aporta al Banco, la iniciativa privada pone otro peso, este dinero se convierte en boletos, de 150 pesos cada uno y por cada dos boletos, comprados y pagados, a una obra, la producción titular de la obra se compromete a regalar un tercer boleto”.
Sosa explicó que luego de que propusieran un piloto a doce meses con alcance nacional, como parte de las medidas de reactivación, con la capacidad de distribuir 1 millón 321 mil boletos, distribuyendo recursos a la comunidad artística por 198 millones de pesos, “pero no ha dinero”.
“Hay 3 mil 800 millones de pesos para otras cosas pero no para esto”, expresó, “o al menos ese parece ser el discurso predominante”.