Seis meses después

Usted está aquí

Seis meses después

La democracia no surge por generación espontánea ni por los buenos deseos que los ciudadanos tengamos para que ésta se materialice. Se construye en lo cotidiano y tiene un problema: la hacemos posible todos. La participación, como usted y yo lo sabemos, es la condición para que haya democracia.

Las elecciones de este año, a diferencia de las del 2 de julio de 2018 donde la participación de los ciudadanos fue del 63.42 por ciento, son la evidencia más nítida. Se eligieron dos gubernaturas, 55 ayuntamientos y 96 diputaciones. En la elección para gobernador de Puebla sólo participó el 33 por ciento y en Baja California el 30 por ciento de los ciudadanos registrados. En Tamaulipas sólo votó el 33 por ciento de la población y el caso más patético lo vivió Quintana Roo, donde se renovó el Congreso; solo salió a votar el 22 por ciento de la población ¿Lo sabía?

Volvimos a las andadas. Las cosas en el ámbito de la participación ciudadana siguen igual o peor. Lo dice la realidad de lo que pasó el 2 de junio de 2019, donde el resultado final de las elecciones en esos cinco estados fue de una participación del 33 por ciento. Da la impresión que las elecciones de hace un año fueron flor de un día y si creemos que la democracia se consolidó en México el año pasado, lo que pasó en 2019 nos da con la puerta en la cara para situarnos en la realidad. Ahora, teniendo en cuenta que la democracia no se agota sólo en tiempo de elecciones, ¿qué se puede esperar de todos los demás instrumentos de participación?

A seis meses de la llegada del nuevo gobierno, sigue el descontento entre la forma de hacer política por parte de los partidos y la sociedad civil. La corrupción se ha combatido más en las notas de los medios que en la realidad, muy a pesar de los buenos deseos del Presidente. La inseguridad pareciera que no tiene final. Las constantes muertes de periodistas no paran. Los asesinatos a la orden del día. La inoperancia de las Secretarías, que no identifican cual es él rumbo, se sigue notando y en últimos tiempos la sumisión por conveniencia, en materia migratoria, a la administración Trump, son los signos más claros de la fragilidad de esta nueva forma de concebir la democracia.

Si AMLO se anda tomando en serio el tema de la revocación de mandato, sería oportuno que metiera acelerador a fondo, afinara su mano izquierda y en vez de pensar en el futuro comenzara a intervenir el presente. Seguro que ya se dio cuenta que el tiempo ésta en su contra y que los imponderables, como el tema migratorio que no tenía considerado en su horizonte existencial, son el ejemplo de aquello en lo que se podría convertir su administración, tirar sólo manotazos al aire.

En síntesis, a seis meses de la llegada del nuevo Gobierno, la ruta hacia la mejora sustancial del pueblo mexicano de forma general sigue en espera, y la desafección del ciudadano por el sistema democrático viento en popa.

Y en el entendido que la democracia es la suma de los esfuerzos de la sociedad y el gobierno, me permito preguntarle: ¿qué ha cambiado usted como ciudadano en estos seis meses? ¿Qué nuevas prácticas implementó durante este tiempo? ¿Qué tanto ha cumplido la ley? ¿Pagó sus impuestos? ¿Sigue esperando todo del Gobierno? ¿Es tolerante y respetuoso de las diferencias? ¿Se asocia con otros para perseguir causas comunes? ¿Delibera, conversa y propone soluciones a los problemas públicos? ¿Ésta atento a la cosa pública informándose adecuadamente de lo que ocurre en lo cotidiano? ¿Es solidario y participativo con los desaventajados? ¿O sigue siendo el mismo de siempre, en cuanto a la participación ciudadana se refiere?

La gobernabilidad la nutre el nivel de información, la participación y el interés que tenemos los ciudadanos por la comunidad en la que vivimos, por la construcción de lo público y por el respeto del ejercicio de las libertades de quienes nos rodean. Si posterior al 2 de julio de 2018 seguimos pensando que el estado que guarda la realidad que vivimos en México sólo depende del Gobierno y no de nosotros, será complicado que podamos vivir en una democracia real y seremos corresponsables con el Gobierno del rumbo que lleve nuestra sociedad.

fjesusb@tec.mx