Ser de los más o de los menos

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Ser de los más o de los menos

Se dice que es mejor la calidad que la cantidad.

Que el cambio cualitativo es más valioso que el puramente cuantitativo. Que vale más poco y bueno que mucho y malo. Que el que mucho abarca poco aprieta. Lo cuantioso y abundante produce dispersión y lo escaso y limitado concentra y es intenso. Se aprecia mucho actualmente al especialista y se desprecia al sábelo-todo. Son los hombres de un negocio los que guían a los que tienen muchos fierros en la lumbre. 

Vivimos una época de atención dispersa, de interrupción constante, de cambio frecuente en los centros de interés. Los televidentes usan el clic del cambio en su control manual para ir paseando por los canales. Varias tareas se vuelven simultáneas en atención desconcentrada. 

Falta enfoque, ajuste, afinación, puntería. El gran angular es el lente más usado, olvidando la aproximación convergente del telefoto.

La elección de objetivo no es recia, la decisión es inconsistente, la concentración se desmorona y la perseverancia se salpica de distracciones. Se deja de contemplar el río por seguir el espectáculo atractivo de las barcas que pasan. Las sirenas que cantan hacen que muchas proas se desvíen de su puerto. La multiplicidad del hacer debilita la reciedumbre del ser. El ruido del activismo olvida la necesidad del silencio, de la quietud, de la serenidad y la  paz equilibrada. 

En el mundo político se cancelaron las abusivas monarquías hereditarias de apellido y sangre en monopolio de varias generaciones. El poder, se proclamó, es del pueblo, de la gente, del demos para ejercer la cracia dando un mandato a un gobernante mandatario. Y ¿quiénes lo elegirán? No los de la élite intelectual, económica, militar o los destacados por destrezas notables. Lo elegirán los más, la mayoría, aquellos cuyos votos sumen más. Por el abstencionismo, en el mundo democrático ,muchos mandatarios son elegidos por la minoría más grande.

El gane lo da la suma, el número, el mayor total de aprobaciones acumuladas en el sufragio de los que no se abstuvieron. Todos los votos valen igual y son individuales. Por eso la meta de todo candidato es sumar los más posibles a su favor. Y será eso de la victoria como en el futbol. No cuentan más que los goles, aunque las jugadas de los que metieron menos hayan sido espectaculares por su destreza y su habilidad.

Por un lado, en esta época, se privilegia y se recomienda lo poco excelente y no lo mucho mediocre. Se alaba la calidad más que la cantidad. Se busca que el hacer no descuide el ser y que la atención no se disperse sino se concentre y por el otro lado, el lado polìtico, lo que cuenta es el número, la cantidad, la mayoría, la suma, el total más alto. A unos electores les toca ser de los más y a otros de los menos. Unos votantes quedan en minoría menor y otros en la minoría más grande, que se lleva el gane sin ser mayoría.

Las monarquías, tan defectuosas, quedaron en el pasado. En estos tiempos vuelven con disfraz de dicta-blandas pseudodemocráticas o se cambian por democracias recalcitrantes mientras no se encuentre una modalidad que las mejore..