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Sobre la Ciudad de México
A los 17 años dejé Piedras Negras y me fui a estudiar a la Ciudad de México. Entre idas y vueltas entre diferentes ciudades debí sumar alrededor de 15 años como residente de la capital del País. Si mis cálculos no fallan, viví en 10 lugares distintos, dos veces en el Estado de México (Naucalpan y Huixquilucan), en las Delegaciones Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Álvaro Obregón. En suma, creo que llegué a conocer las entrañas de la Ciudad. Ahora llevo cinco años trabajando como abogado y consultor privado entre México y los Estados Unidos, pero radicando en este último.
Hace pocas semanas debimos planear unas vacaciones familiares exprés. Mi esposa y yo sopesamos múltiples opciones y las cruzamos con el presupuesto disponible y las necesidades de cuatro niños. Llegamos a varias finalistas y entre ellas nos decidimos por la Ciudad de México. Mi hijo mayor tenía seis años cuando salimos de ahí y hacía más de cinco años que la familia no ponía el pie en ella.
Quedamos gratamente sorprendidos. Creo que ni viviendo en la Capital se percata uno de la oferta recreativa y cultural que tan a la mano brinda. Por primera vez en la vida me vestí de turista para recorrer una Ciudad que creía conocer.
En materia de museos de Arte e Historia, México no tiene nada que envidiar a ninguna ciudad del mundo. El Nacional de Antropología, el Soumaya, la Casa de Frida Kahlo o el Castillo de Chapultepec por mencionar algunos, son verdaderas joyas. Pasear por los barrios, desde Coyoacán hasta San Ángel, o la modernidad que ofrecen Polanco y Santa Fe. Ciudad Universitaria fue un hitazo. El Universum de la UNAM y el Acuario Inbursa son de clase mundial. Mis hijos disfrutaron y aprendieron mucho. Hasta tiempo quedó para la foto de Jerónimo con su uniforme de Pumas y el Estadio Olímpico a sus espaldas. La gastronomía por su parte es inigualable. Recorrimos el Centro Histórico mientras que Xochimilco, las Pirámides de Teotihuacán y algún partido de futbol tuvieron que quedar para otra ocasión. Simplemente es imposible conocerlo todo, menos aún cuando se tiene la grata oportunidad de que mis hijos reencontraran a los hijos de amigos entrañables.
Claro está que la Ciudad tiene sus complejidades, el tráfico nunca se disfruta, menos aún con cuatro niños no acostumbrados a grandes embotellamientos. La masa que te rodea siempre es un reto para los papás. Las leyendas de inseguridad no dejan de rondar, generando alta tensión y cuidados excesivos difíciles de dejar a un lado.
Hay que combatir y resolver tantas adversidades y escollos, no hay de otra, es una gran tarea para el gobierno que está por llegar. Hablo como turista y como padre de familia. También aprecio y reconozco los grandes tesoros que encierra la ciudad capital, tesoros de diversión y cultura que muchas veces andamos buscando en el extranjero.
@chuyramirezr
Facebook: Chuy Ramírez