Sonata en Navidad

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Sonata en Navidad

Para Nelly, quien todos los días hace suya, con su sonrisa, la máxima que da sentido a esta temporada.

Una mala mañana

Preludio del Invierno. Noviembre, poco antes de la festiva caída de nieve sobre Saltillo. Días aún otoñales. La fresca brisa acaricia las mejillas, sonrosando a muchos con ella. La gente y va y viene en una jornada de trabajo como la que acostumbra todos los días. 

Atenta en sus pensamientos, concentrada en sus problemas. “Hay fila en el banco”, se piensa, mientras se prepara para otras diligencias. A punto de dar las 8:30 horas y la fila que se va incrementando desalienta cualquiera ilusión de concluir pronto. Una persona a quien se conoce desde hace tiempo, ya instalada en la larga fila. A lo lejos, como se puede desarrollar una plática con varias personas en medio, y luego de los saludos, le pregunta acerca de su hijo, ya adolescente. “Todo bien. Muy contento en la escuela, pero hoy tuvo una mala mañana porque olvidó una tarea. Se fue triste y enojado. Ahí se lo encargo”.

Las horas transcurren siguiendo su ritmo en la ciudad complicada de inicio de semana. Al arribo a la escuela, aquel adolescente llega corriendo y agradeciendo: “¡Muchas gracias por las galletas!, mamá”. “¿Galletas? ¿Cuáles galletas?”. “Las que me mandaste con Nelly”. “Oh, no. Seguramente te las dio ella. La vi en el banco, así que…”.
Una mala mañana se volvió soleada y brillante.

En la Plaza

Mercedes Aguilar se encuentra hoy al frente del noticiario radiofónico. Todas las mañanas la escuchamos a ella y al titular del programa, Juan Manuel Dávila Udave, junto con Adriana Gaona. Esta vez, Mercedes recibe la llamada de un radioescucha. Por la voz, quien está detrás del micrófono pareciera tener más de treinta años. Se le oye preocupado. Reporta la presencia de tres personas durmiendo en la Plaza de Armas. El frío sorprendió a todos en el transcurso de aquella semana de principios de diciembre y hubo quienes, como los de su reporte, que no se enteraron de la disposición de albergues para esta temporada. Temiendo por su vida, ante la inminente llegada de otro frente frío, externa a Mercedes: “Les llevé una cobija y ropa, que de inmediato agradecieron y compartieron entre ellos. Pero me preocupa el cambio drástico de clima que ya se anunció. Ojalá puedan ser atendidos”.
Otro canto de esperanza.

Llegada inesperada

“Tenemos el mismo derecho de habitar la Tierra”. La reflexión se da en una de las últimas sesiones en clase de este año. Surge en el ambiente luego de que un perrito ha entrado al salón. Hace frío afuera y elige esta aula para guarecerse de él. Su aspecto, el de alguien que ha tenido que transitar por muchos caminos, sin alimento ni cobijo. Esta escuela se encuentra justo en medio de un área de enorme y conflictiva movilidad vehicular y de una gran cantidad de colonias que saludan todos los días la sierra de Zapalinamé, que tienen frente a sí. Es frecuente el arribo de animalitos domésticos, perros y gatos, algunos de los cuales tuvieron la fortuna de ser adoptados por maestros y estudiantes.

Por la traza que lleva su condición física, se observa cuando alguno perteneció a un hogar. Cada día, en Saltillo, crecen las noticias sobre perros que han sido abandonados en la calle, pero no todo son malas noticias, porque hay también una cada vez más, contraria a esta actitud, quienes los adoptan y los vuelven parte de su familia.

La reciente legislación en Coahuila en relación al respeto y buen trato de los animales empezará seguramente a hacer conciencia entre los saltillenses y esperemos también en las instancias encargadas de ello, las cuales reciben a los de situación de calle todos los días. Esperemos que, a la par de otras legislaciones, como la de España, que ya dejó de considerar a los animales como “cosas”, logre permear entre nosotros y seamos más sensibles y justos hacia los animales, que, de hecho, tienen el mismo derecho que cualquier ser vivo de habitar la Tierra entre los hombres de buena voluntad, como dice el Evangelio.