La vicepresidenta, Rosario Murillo, dijo este lunes que los nicaragüenses quieren paz, tranquilidad y trabajo frente al odio y la violencia desatada por la crisis sociopolítica, y señaló que desea que no se produzcan más pérdidas humanas.
El Gobierno de Ortega, que cuenta ya con 11 años en el poder, responsabiliza de la "violencia delincuencial" que azota al país desde abril pasado a "grupos políticos de oposición con agendas políticas específicas", y niega la existencia de "fuerzas de choque ni grupos paramilitares afines al Gobierno", que son señaladas por los manifestantes como los autores de las muertes en las protestas.
Murillo mostró su convencimiento en que la fe y el bien prevalecerán sobre el odio, y volvió a abogar por el diálogo para superar la crisis.
El diálogo nacional entre el Gobierno y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -que aglutina al sector privado, sociedad civil, estudiantes y campesinos-, fue congelado poco después de haberse instalado a mediados de mayo y tras la propuesta de los sectores civiles de adelantar las elecciones como salida a la crisis, lo que el Gobierno tildó de "golpe de Estado".
En tanto, los comerciantes del Mercado Oriental, el más extenso de Nicaragua, se declararon en "desobediencia civil" en protesta contra la "opresión" del presidente Ortega.
"No vamos a pagar impuestos, sí vamos a garantizar el salario de los trabajadores, porque no vamos a permitir más imposiciones, no señor, esto se acabó, el 18 de abril Nicaragua se levantó en un grito de no más opresión y no más imposición", dijo un portavoz de los comerciantes del mercado, ubicado al norte de Managua, en un acto.
Las protestas contra Ortega y Murillo comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se han convertido en un reclamo que pide su renuncia, después de 11 años en el poder, con acusaciones de abuso de poder y corrupción.