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Suman 40 años con siembra de opiáceos en la sierra de Guerrero
CHILPANCINGO, GRO.- En la Sierra de Guerrero han tenido lugar hechos característicos del estado: guerrilla, siembra de cultivos ilegales y muertos que dejaron huella; conflictos provocados, en su mayoría, por la falta de empleo y posibilidades de estudiar en los jóvenes, quienes siembran amapola o migran ilegalmente a Estados Unidos para tener un ingreso redituable.
El académico Humberto Santos, originario de la Sierra de Chilpancingo, considera que la gente opta por el cultivo de enervantes porque la planta ha sido desde que era niño —tiene 56 años— una posibilidad en los campesinos, aunque en su infancia era sólo de ornato. “La gente las cultivaba porque eran bonitas”, dice.
En los años que surgió la guerrilla de Lucio Cabañas (1967) mientras el maestro que dirigió el Partido de los Pobres, antecedente del Ejército Popular Revolucionario (EPR), merodeaba por municipios como Tecpan de Galeana, Atoyac; en Heliodoro Castillo, Leonardo Bravo, Eduardo Neri y pueblos serranos de Chilpancingo, comenzaba a emplearse como guardabosques a los campesinos.
La globalización, conformación de grupos de la delincuencia organizada y la presencia de talamontes en la sierra, impidió que la actividad laboral que desde inicios de los 70 era común en la clase trabajadora, se acabara.
Santos recuerda que había árboles como encinos, cedros blancos y rojos, así como plantas medicinales, pero esto se acabó en los ochentas, cuando los campesinos iniciaron con la siembra, cultivo y ralla de amapola.
“La cultura cambió en la gente desde la década de los 80; en los 90 era común la siembra de amapola a menor escala. Pero en ese tiempo llega mucha gente de afuera y son ellos quienes comienzan con la idea de comercializar esos procesos”, recuerda el académico de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
Rememora como en la cordillera de la Sierra Madre del Sur donde confluyen cuatro regiones del estado: Centro, Tierra Caliente, Costa Chica y Costa Grande, adornaban jardines con amapolas.
Opina que el establecimiento de la empresa forestal Vicente Guerrero, de Leonardo Bravo, cambió los intereses de la gente que pronto se asombró con los narcocorridos, los cinturones y botas piteadas. Eso, en su consideración, luego de que cierra la empresa, obligó a los pobladores a sembrar enervantes.
Abandonados
El gobierno también ha orillado a los campesinos a la siembra: “Los abandonaron; les depredaron sus recursos naturales, forestales, mineros y una variedad de fauna”.
No hay políticas públicas y los proyectos que sí se han hecho como carreteras, siempre representan “a la partidocracia”, votos y un sesgo político más que crecimiento en las más de mil 200 comunidades donde habitan casi 150 mil habitantes. Hace años, académicos propusieron la universidad de la sierra, pero no se ha concretado.
Durante el gobierno interino de Rogelio Ortega (2014-2015), organizaciones entregaron un documento al estado Plan Estratégico para la Sierra de Guerrero elaborado por el Equipo Transdisciplinario para el Desarrollo Territorial SC, —resultado de cuatro foros de consulta— para exigir la formalización de la octava región pero ahí quedó.
Conflictos
> Desde hace 20 años se conformó el Consejo del Filo Mayor.
> “Cambiaba la amapola por desarrollo”, dice Arturo López Torres, comisario de Los Filos de Caballos, Leonardo Bravo. De los iniciadores, muchos llevaron “agua para su molino”.
> La petición actual es eliminar el combate aéreo de los cultivos de amapola y mariguana realizado por las fuerzas federales con agroquímicos y agentes biológicos prohibidos.
> Dicen que dañan los bosques y contaminan el suelo.
> Aseguran que el acecho de los grupos delictivos que pretenden sacar a los cultivadores de sus tierras, como en ha pasado en Tierra Caliente, resulta otro problema.