Sustituto de cafeína para comenzar su día

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Sustituto de cafeína para comenzar su día

La corrupción es para los mexicanos como la cafeína. Si no recibimos nuestro “shot” mañanero de corruptela, si no nos dan nuestra dosis de descomposición social por vía intranoticiosa, como que no despertamos del todo, porque necesitamos ese aditivo para carburar bien y salir a partírnosla con la única gasolina que nunca nos habrá de escasear: el encabronamiento.

Lo bueno es que es omnipresente y a todas horas asequible. Uno consulta su smartphone antes de que se le deshinchen los ojos y allí, junto a los saludos de los ñoñetes que todos los días machacan nuestra misantropía con su actitud positiva, está el enlace de algún medio informativo rindiéndonos los pormenores de un nuevo socavón por obras negligentes; de otra explosión en Ecatepec provocada por la indolencia solapada; de otro nuevo video difundido por la Mafia del Poder en el que algún colaborador de AMLO recibe 500 pesotes –de la Mafia del Poder–; o de otro exgobernador prófugo, que extrañamente todo mundo sabe dónde se encuentra menos la PGR; etcétera.

Otra forma de hacer deliciosos entripados mañaneros que nos den el coraje suficiente para salir a agarrar al mundo de las pelotas (aunque luego el mundo nos haga ver que es él el que nos tiene bien pescados de la gónadas) es leer, y mejor, ver a los medios oficiosos y oficialistas. Ya usté sabe: ponga “Hoy” en el otrora Canal de las Estrellas para que la doctora Legarreta le pormenorice lo saludable que está la economía de la nación que capitanea EPN; o ponga el canal local para que algún lobotomizado le diga lo afortunadísimos que hemos sido los coahuilenses por haber nacido y vivido en los años de la presente dinastía.

En ese sentido, la semana inició con todo el “págüer”, con todo el “Fua” (M.R.), pues el lunes nos enteramos que el “Preocupador” General de la República guardaba en una casa chica su detallito secreto.

El detallito es un automóvil Ferrari (como el que conducía Thomas Magnum, nomás que con tecnología de hoy), con un valor aproximado de 4 millones de pesos; mismo que registró en un domicilio fantasma (deshabitado) en Xochitepec, Morelos, donde –¡bendito Dios!–, además de su benigno clima, no se paga maldita tenencia.

Pero el Procu (a quien el Gobierno apuntala para convertirlo en Fiscal de la Nación) alega que no hubo dolo y ya aclaró que todo fue un “error administrativo”.

¡Ah, bueno! (¡Ches malpensados!).

¡Oh, pero esperen! “Resúltasese” ser que en la unidad habitacional donde casualmente registraron el carrazo en cuestión, vive toda una comunidad de amantes y conocedores del lujo sobre ruedas, ya que según datos del registro público vehicular, coinciden en la modesta privadita 16 autos de importación, 11 de ellos Ferrari como el del Procu, acreditados a diferentes personas.

¿Ya va sintiendo como que se espabila?

Pero espérese, las preguntas al final. Sucede que un destacado saltillense, el empresario Luis Rayet, tiene registrados a su nombre tres autos de lujo en la misma calle, dos de estos ¡En el mismo domicilio pirata donde el Procurador registró su Ferrari!

Vamos a tratar de desmenuzar esto: el empresario Rayet ha sido investigado en los Estados Unidos en torno a la averiguación abierta contra otro “empresario”, Luis Carlos Castillo “El Rey de los Dragones”, acusado de lavar dinero, fraude bancario, posesión de fondos desviados y sobornos a diversos gobernadores, entre ellos Humberto Moreira. ¡Chulada!

Por su parte, el Procurador Ferrari tiene como secretario particular y mano derecha onanista, a David Boone, amigo y protegido de… ¡adivinó!: Humberto “un tal profe” Moreira. Tal amistad, cercanía y colaboración de Boone hacia “El Profe” no es algo que yo suponga, es algo de lo que no se cansa de hacer alarde el propio Boone en redes sociales.

Decía Franklin D. Roosevelt que en política “nada ocurre por casualidad”. Si algo pasa de cierta manera es porque así fue planeado. Y yo creo que deberíamos hacerle caso.

Todas estas conexiones son difícilmente azarosas. Y por si no se había percatado, en Coahuila cada vez que se destapa una nueva cloaca, el hedor que emana apunta siempre en la misma dirección: el apellido de la familia real.

La reflexión no era ésta, sino apenas el contexto, pero por razones de espacio tendremos que postergar el tercer acto de este drama de la vida real para la siguiente entrega.

Mientras tanto, dígame: ¿Ya se despertó bien? ¿Ya siente esa ebullición en la sangre? ¿Ya le entraron esa rabia y esas ganas de salir a agarrar a patadas al primero que se le atraviese?

¡De nada!

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