Tamaulipas, demagogia que mata

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Tamaulipas, demagogia que mata

La cosa se puso color de hormiga en el fronterizo estado de la cuera y los pemoles. Si bien, se dice que desde hace más de tres décadas el crimen organizado ha logrado penetrar eficazmente en las esferas políticas y sociales de aquella entidad, la incidencia delictiva había mostrado un ligero decremento; al menos en el último tercio de la administración de Egidio Torre Cantú, quien fuera postulado como candidato a la gubernatura tamaulipeca un día después del terrible asesinato de su hermano Rodolfo. 

El estridente sonido de las balaceras, los casquillos percutidos que se esparcen en el suelo, los vehículos abandonados después de la refriega, los ríos de sangre que parecen interminables, y los cuerpos sin vida que son dejados a su suerte para mostrar las huellas de la irracional violencia, se han convertido en el pan de cada día para quienes habitan las principales ciudades de Tamaulipas. 

Las fuertes imágenes —que parecen salidas de una cruenta película de guerra— circulan sin la menor restricción en las redes sociales y se comparten a través de los teléfonos móviles para saciar el morbo de los curiosos. Las noticias que nos llegan del vecino estado son cada vez más escalofriantes. Igual nos enteramos del asalto que sufre una familia a plena luz del día en alguna carretera fronteriza, que de la muerte de personas inocentes que —sin mayor explicación— se convirtieron en víctimas de eso que perversamente han decidido llamar “fuego cruzado”. 

“Estábamos mejor cuando estábamos peor”, declaró a inicios del pasado mes de febrero el presidente del Instituto Ciudadano de Estudios Estratégicos de Tamaulipas, Ernesto Cerda Serna, mientras que calificó de fallido al gobierno del actual mandatario estatal de extracción panista, Francisco Javier García Cabeza de Vaca. Y es que los tamaulipecos no olvidan las grandes promesas que el entonces candidato hizo a sus electores, una de las cuales (sin duda la más importante) fue la de acabar de raíz con la inseguridad. Así, el hoy gobernador decía sin tapujos que la delincuencia que azotaba sin misericordia aquel territorio era herencia de las anteriores administraciones y que él tenía en sus manos la solución definitiva al aterrador flagelo. Pero la expectativa fue alcanzada irremediablemente por la realidad. Hoy por hoy, Tamaulipas vive una de las mayores crisis de inseguridad en su historia. De acuerdo con cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, tan sólo en los dos primeros meses del año se informaron 248 homicidios en aquella entidad; siendo Reynosa (ciudad natal del Gobernador) el municipio más violento, en donde ocurren al menos 28 de cada 100 muertes registradas. 

Y mientras la ciudadanía espera acciones contundentes que ofrezcan un respiro a las familias que viven entre balas y zozobra, el referido gobernador de Tamaulipas y su homólogo interino de Nuevo León, protagonizaron un pueril enfrentamiento verbal y ahora se echan la “pelotita” respecto a la situación que se vive en sus respectivos estados. 

Frente a los hechos ocurridos durante los últimos días en tierras tamaulipecas, las alertas se han encendido en Coahuila. Si bien, acá “otro gallo nos ha cantado”, el monstruo de la violencia está al acecho. Atentos debemos estar de la actuación del recién designado Secretario de Seguridad, José Luis Pliego; así como de la reestructura a la que serán sometidas las corporaciones policiales coahuilenses. Por lo pronto, Miguel Riquelme pidió mano dura contra la delincuencia, pero en un marco de estricto respeto a los Derechos Humanos y reiteró, además, el compromiso de trabajar en forma coordinada con las fuerzas federales para impedir a toda costa que el crimen organizado regrese a hacer de las suyas. 

Aquí en confianza, Cabeza de Vaca utilizó sin recato los temas de inseguridad con fines electorales. Ganó los comicios, pero está perdiendo la guerra. Su promesa de devolver la paz a las familias tamaulipecas fue arrastrada por el viento. Irreparablemente, en Tamaulipas la demagogia cobró nuevas víctimas. Al respecto, conviene recordar la frase atribuida al historiador, filósofo y abogado francés Voltaire, misma que citó el Secretario del Trabajo, Roberto Campa Cifrián, en su reciente visita a Coahuila: “quienes nos hacen creer en disparates, nos convocarán después a cometer atrocidades”. Ahí se los dejo para la reflexión.