Aunque no ha podido con el todopoderoso “Lion King” de Disney en taquilla, público y crítica, salvo excepciones, han alabado la cinta. En “Once upon a time in Hollywood”, Tarantino retrata el ambiente de Los Ángeles de finales de los años sesenta, antes del asesinato de Sharon Tate, la mujer del director Roman Polanski, a manos de los seguidores de Charles Manson.
Las claves de esta cinta, según diversos medios, son: la sintonía entre los protagonistas -Leonardo DiCaprio, Brad Pitt y Margot Robbie-, la nostalgia de ver a Hollywood interpretarse a sí mismo, y que no se centra en el morbo de la familia Manson. Y, por supuesto, no podía faltar la fascinación de Tarantino por los pies.
De hecho, esta última es una de las características que hacen reconocible una película de Quentin Tarantino. Pero no es la única. Es difícil, incluso para quien no sea un apasionado del cine, no reconocer la firma del director.
CINCO CLAVES
La violencia y su exageración.
Para Tarantino el uso de la violencia es una manera de apelar al espectador, de conectar directamente con él. Es un recurso estético muy usado por el cineasta.
En ocasiones, lo exagerado de esas escenas las despoja de cierto realismo y, por lo tanto, resultan menos sensibles.
“Reservoir Dogs” está llena de violencia y, sin embargo, Tarantino decide mover la cámara en el momento de la amputación de la oreja.
“Django Unchained” tiene escenas brutales, cuya violencia hiere más por el significado que por lo que se ve en la pantalla, como la pelea de mandingos, tal vez la más realista.
Mujeres de armas tomar.
Las mujeres en las películas de Tarantino suelen ser personajes fuertes e independientes. El director ha dado al cine algunas de las mujeres más peleonas y valientes del cine. Sí, hablamos de Black Mamba o, lo que es lo mismo, Beatrix Kiddo, protagonista de "Kill Bill" como máximo exponente.