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“Terroristas telefónicos” enloquecen a ciudades rusas
Moscú. Por noveno día consecutivo, Moscú, San Petersburgo y otras de las principales ciudades de Rusia volvieron a ser este lunes blanco de lo que los medios locales ya empiezan a llamar “terroristas telefónicos”, los cuales advierten de amenaza de bomba y provocan momentos de tensión al forzar que miles de personas tengan que ser evacuadas de urgencia desde edificios públicos, aeropuertos, estaciones ferroviarias, hoteles, centros comerciales, cines y otros sitos de gran afluencia.
La masiva pesadilla comenzó el 10 de septiembre anterior, cuando la policía de Moscú recibió en el transcurso del mismo día decenas de denuncias anónimas sobre supuestas bombas, lo cual obligó a las autoridades, como medida preventiva, a desalojar los edificios y sacar a la calle a más de 60 mil personas.
A partir de esa fecha, la historia se ha repetido a diario, variando únicamente el número de afectados –llegó a más de 100 mil en una ocasión– y el sitio de los presuntos ataques, hasta ahora todos falsos, salvo el artefacto explosivo que hoy se encontró en un edificio de Moscú y que se procedió a desactivar.
Como si se tratara de una burla coordinada, las “amenazas de bomba” han pasado, primero, por concurridos lugares de Moscú para seguir a ciudades del interior del país y regresar hoy a la capital rusa, sembrando el pánico entre las personas que realizaban trámites en varias prefecturas, como se denominan aquí las delegaciones de la alcaldía de la ciudad.
Hasta el momento, la policía ha podido detener sólo a algunos adolescentes que, creyendo de modo irresponsable que era motivo de risa llamar por teléfono para asustar a la gente, se sumaron a la ola de advertencias, cuyo verdadero origen se desconoce por completo.
Lo peor, para los servicios secretos rusos, es que no saben cómo parar este torrente de llamadas, mientras sus portavoces sólo alcanzan a sugerir que provienen de otros países, filtrando a la prensa que el ataque de los “terroristas telefónicos” obedece a motivos políticos y su origen podría estar en el llamado Estado Islámico o en Ucrania Occidental.
Al mismo tiempo, ante lo que adquiere rasgos de impotencia rayana en el ridículo, comienza a circular el rumor, acaso difundido por las propias autoridades, de que las evacuaciones de emergencia forman parte de simulacros dentro de los preparativos para acoger el Mundial de futbol del verano próximo.
Los expertos, sin embargo, ponen en entredicho esta especulación y creen que los autores de las llamadas sólo pretenden demostrar que no sirven para nada los excesivos candados que estableció el Kremlin para mantener bajo control el uso de Internet en Rusia.
Dicen que en efecto se puede tener pleno acceso a la correspondencia privada de cualquier persona, pero en cambio poco se puede hacer ante llamadas de IP-telefonía generadas desde una computadora de manera automática y encriptadas a través de varias Redes Privadas Virtuales, que cambian arbitrariamente el país de origen, entre otros recursos que existen para ocultar quién está detrás de la presunta amenaza.