Tim y las orquídeas

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Tim y las orquídeas

A la abuela Sofía, en Argentina

Durante tres años he sostenido conversaciones breves con un hombre, sobre las orquídeas, esas plantas que en la Sierra Madre Oriental son tan pequeñas que pareciera, se ocultan.

El hombre con quien converso, se llama Timothy Synnott. Para mí él es algo parecido a un médico de los bosques, pues lo llaman de distintas partes del mundo para determinar el estado de salud de este ecosistema. 
También, ha estado en África observando otro tipo de flora, pero lo que más disfruta son las zonas boscosas.

Tim es alto, silencioso, de mirada de agua turquesa y cabello nevado; anda con su cayado de madera y su sombrero de fibra natural, por los senderos de la sierra mirando escenarios, vestido siempre de colores claros y en compañía de sus perros.

Alguna vez me escribió desde Londres, donde nació y a donde regresa solo esporádicamente. La gusta nuestro país en donde se quedó al casarse con Alma Rosa, luchadora social incansable, nativa de Monclova, a quien admiro. Los dos viven en una casa ubicada en las faldas de la sierra.

Si puede evitar, prefiere tomar fotografías, o simplemente guarda en su atenta mirada las orquídeas. Luego va con otro tipo de expertos y busca en sus archivos visuales, para compartirles si imagen y recuerdo de lo mirado, convergen o no, en la sierra.

A Tim lo conocí cuando Alejandro y yo hacíamos un libro sobre el fragmento de la Sierra Madre Oriental, llamado Sierra de Zapalinamé y Alejandro organizó una cena exquisita en donde toda clase de seres enamorados de flora y fauna acudieron a su llamado. Allí lo observé; me fascinó su acuciosidad, su capacidad de escuchar, sus comentarios que iluminaban la mesa de tantos ilustrados, solo cuando era necesario.
Nuestro mutuo interés nació cuando le pregunté si conocía a una orquídea pequeña y sonrosada que había observado en mis caminatas por el Cañón de San Lorenzo. No recordó haber visto algo con esas características.

Pasaron meses y comunicados antes de que una caminata juntos, a las siete de la mañana, se concretara. En julio del 2014 fuimos en compañía de mi hija. Le mostré la orquídea y dijo no haberla visto antes. Tomé varias fotografías de cuatro especies distintas, incluyendo mi preferida. Fue hasta fin de año que me escribió nuevamente, el 29 de diciembre de 2014: “Hola Claudia. Espero que todo vaya bien contigo y que disfrutes mucho esta temporada. Te escribo porque quiero ir a la Narro próximamente para la identificación de algunas muestras botánicas, incluyendo orchideas. No tengo muestras de las orchideas que te mostré arriba de Lomas de Lourdes, porque no quise cortar las flores.  ¿Sería posible mandarme los fotos que tomaste de ellas? ¿Una foto por especie? Después, te mando sus nombres. Con un abrazo, y con todos los mejores deseos para el año nuevo, Tim”. Le envié las imágenes. Y estaba ansiosa.

En abril del 2015, me escribió proporcionándome los nombres científicos de las orquídeas que había fotografiado. Dijo que había sido un año bueno para las orquídeas, tan solo en el sendero cercano a su casa encontró siete especies diferentes. Yo seguía con la curiosidad de saber el nombre de mi amada orquídea. Esto es lo que escribió: “la única planta con flores de color rosa, foto no 7065, parece ser del género Corallorhiza, pero no la hemos determinada todavía con certeza. Voy a buscarla de nuevo en junio-julio.  Es una planta saprofita, que no tiene ni hojas, ni clorofila, ni raíces normales, pero se alimenta gracias a una asociación con un hongo. Este marzo, en el mismo cañón de bosque de encino, encontré varias plantas de una especie diferente de este mismo género, Corallorhiza maculata, con flores muy bonitas y pequeñas (…) Te mantengo informada”.

El pasado 3 de diciembre me ha escrito para darme noticias de la orquídea sonrosada y mi  emoción fue evidente: “Por fin, tengo una identificación para la pequeña orquídea color rosa.  Según el Dr. José Villarreal de la UAAAN, es Corallorhiza bulbosa. Esta especie no aparece en el listado que tengo para Zapalinamé, así que posiblemente es un nuevo record para la reserva, aunque tiene una distribución amplia en México. El próximo año, voy a hacer todo lo posible para encontrar más plantas de esta especie”. Y yo espero estar en la caminata con Tim de nuevo.

Las flores de las orquídeas varían en tamaño desde un milímetro hasta los 76 centímetros. Los aztecas empleaban la vainilla (una orquídea) para dar sabor y aroma a una bebida hecha a base de cacao, delicia de guerreros y nobles, llamada Xocoatl. La palabra orquídea tiene origen griego: proviene de de orchis (testículo), órgano al que se le asemejan, debido a los tubérculos dobles evidentes, presentes algunas especies.

claudiadesierto@gmail.com