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‘A toda prueba’
Victor Frankl se centró en la búsqueda del sentido de la existencia humana y la manera en que las personas podemos llegar a la plenitud sobreponiéndonos al dolor y al sufrimiento.
Comento lo anterior porque un ejemplo claro de la propuesta de Frankl la podemos aprender en la siguiente historia:
Prisionero de guerra
En 1965, el piloto norteamericano James B. Stockdale fue derribado sobre Vietnam del Norte y hecho prisionero de guerra (POW, por sus siglas en inglés) en la terrible cárcel de Hoa Lo, en la cual permaneció, sin los más mínimos derechos, durante siete años y medio (1965-1973), cuatro de ellos en asilamiento total y absoluto, y el resto con grilletes en sus pies. Durante todo este tiempo, fue torturado tanto física como psicológicamente.
A pesar de su realidad personal, decidió asumir el reto de crear las mejores condiciones posibles que permitieran al resto de los prisioneros sobrevivir con dignidad, manteniendo una guerra interna en contra de sus captores.
Proezas para sobreponerse
Lo sorprendente es que Stockdale implementó ingeniosos procedimientos para ayudar a los otros prisioneros a confrontar las continuas torturas, enseñando una verdad: que sus captores podían dañar sus cuerpos, pero no sus espíritus, conceptos fundamentados en el más puro estoicismo filosófico.
También instituyó un complejo sistema de comunicación para reducir el sentido de asilamiento y soledad. Inclusive, en una ocasión, se golpeó a sí mismo, cortándose deliberadamente el rostro para evitar ser expuesto en un video que tenía la intención de mostrar al mundo que los vietnamitas tenían en condiciones aceptables a sus prisioneros de guerra.
Otra de las proezas de Stockdale fue el intercambio de información secreta de guerra que sostuvo con su esposa a través de la correspondencia, a sabiendas que si era descubierto sufriría más torturas y que tal vez podría ser asesinado por este motivo.
Stockdale es considerado el “POW” de más alto rango durante esa guerra y al ser liberado fue condecorado con la medalla de honor por la valentía e integridad que demostró durante su largo cautiverio.
Sobrevivir
¿De dónde obtuvo Stockdale las fuerzas para mantenerse vivo durante su largo cautiverio? Jim Collins en su libro Good to Great (2001) describe la razón que inspiro a este soldado a mantenerse aferrado a la vida denominándola la paradoja de Stockdale, la cual consiste en mantener una inquebrantable fe de que vas a salir adelante del la situación que te aflige, que vas a sobrevivir a pesar de las dificultades que se te presentan, pero al mismo tiempo debes tener una férrea disciplina para confrontar los más brutales hechos de tu realidad actual, cualquiera que estos puedan ser.
La paradoja consiste entonces en confrontar los “brutales” hechos y nunca perder la fe de que finalmente vas a triunfar sobre la adversidad. (Lo cual tiene su punto de partida en comprender íntimamente que existen realidades que están dentro del control personal y otras que sencillamente jamás podremos controlar, tal como Epicteto lo descubrió hace cientos de años).
Ante todo
En una entrevista Stockdale le confiesa a Collins: “nunca perdí la fe en el largo plazo. Nunca dudé que saldría, que prevalecería, que haría de ésta la experiencia que definiría mi vida, y la cual, al final de todo, no cambiaría”, a lo cual Collins preguntó: “¿quiénes fueron los prisioneros que no lo lograron?” Y para su sorpresa Stockdale contestó: los optimistas.
Ante tal respuesta Collins inquirió de nuevo: no lo comprendo, ¿por qué los optimistas?”, entonces Stockdale subrayó: porque ellos eran los que decían “vamos a estar fuera antes de navidad “. Y las navidades llegaban y se iban. Entonces decían “saldremos para las Pascuas”, y las Pascuas venían y se iban de nuevo. Y después pasaba lo mismo con el Día de Acción de Gracias y de pronto era Navidad otra vez. Al final murieron con el corazón destrozado”.
Esperanza
Esta es una enseñanza muy importante –continuó Stockdale– jamás se debe confundir la fe que te llevará a sobrevivir hasta el final, la cual nunca se debe de perder, con la disciplina para confrontar los más brutales hechos de la realidad actual que padeces, cualquiera que esta sea.
Entonces, por un lado se encuentra la fe inquebrantable de que al final uno superaría todos los obstáculos mientras que, por el otro, se trata de borrar todas las esperanzas de que se pueda estar libre para esta navidad. Estas ideas, aparentemente contradictorias, fueron la clave para la supervivencia de Stockdale, y representan el ejemplo perfecto del estado mental que deberíamos tener a lo largo de la vida.
Collins aprendió de Stockdale que la existencia es injusta, en algunas ocasiones para nuestra ventaja y en otras para nuestra desventaja. Que ciertamente vamos a padecer desilusiones y retrocesos de toda clase, muchos de ellos inclusive sin razón: pueden ser enfermedades, accidentes o pérdidas de personas amadas. Pero es deseable comprender que no es la presencia o la ausencia de las dificultades, sino como las tratamos, como las “negociamos”, la manera en que abordamos estas inevitables realidades en vida, lo que verdaderamente hace la diferencia para perdurar o no hasta el final.
La última libertad
Hay que tener la fe que nuestras metas se van a cumplir, sin permitir que el falso optimismo ciegue la visión y el coraje que requerimos para enfrentar las circunstancias que padecemos con orden y la disciplina, es paradójico aferrase a un sentido a pesar de los sinsentidos que se experimentan, pero como también lo demostró Víktor Frank en su libro El hombre en busca de sentido: “la última de las libertades humanas es la de elegir su actitud ante una circunstancia dada, la de elegir su propio camino”.
Recuerdo a Ana Frank, quien durante 25 meses, escondida junto con su familia, jamás perdió la auténtica fe de su sobrevivencia. Ana finalmente murió en un campo de concentración, pero al vencer la brutalidad de su realidad, ella se convirtió en un símbolo de esperanza para toda la humanidad y ahora representa un recordatorio indeleble de que un pueblo desgraciadamente se puede equivocar al elegir a sus gobernantes y que los seres humanos somos capaces también de cometer las peores atrocidades.
La verdadera fe
Creo que muchos estamos enfermos de un optimismo fatuo, ligero, pasajero, de escape, que luego hipócritamente – y entupidamente - le decimos “fe”, pero esta falsa confianza, que no admite sacrificio alguno, es la que finalmente aniquiló a los prisioneros de guerra que hace referencia la historia de Stockdale.
En estos tiempos más que optimismo requerimos de la fe, pero temo que hemos olvidado que la auténtica fe implica asumir responsablemente la realidad que vivimos para superarla con paciencia, voluntad e inclusive con dolor, temo que ignoramos que somos seres con una insaciabilidad que solo Dios puede saciar.
La verdadera fe es uno de los mayores capitales que las personas poseemos. Para que sea de verdad, hay que vivirla hondamente, hay que creer en Dios y saber que, aunque Él se basta a sí mismo, de tiempo en tiempo, hay que “echarle una mano”; le basta que sepamos que nunca hay que darnos por vencidos aun cuando pensemos que ya lo estamos.
Programa Emprendedor
ITESM Campus Saltillo
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