Toma la iniciativa: La elección

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Toma la iniciativa: La elección

Ilustración: Vanguardia/Esmirna Barrera

Dice Viktor Frankl: “Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento (…) Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas –la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias– para decidir su propio camino”.

Caminando 

Fue Aristóteles quien afirmó que el ser humano es lo que repetidamente hace, por tanto, la excelencia no es un acto, sino un hábito que a base de constancia se construye; este pensamiento invita a reflexionar sobre lo que cotidianamente hacemos: ¿cumplimos cabalmente con nuestras tareas?, ¿con qué calidad hacemos nuestro trabajo?, ¿salvamos nuestras circunstancias?, ¿tenemos la actitud y las agallas para cambiar aquello en lo que no estamos de acuerdo? ¿qué tan proactivos somos?

Por descubrir

Es común que en el diario vivir nos acostumbremos a ver la realidad como algo dado, como una situación de destino, olvidando que, en infinidad de ocasiones, nuestro entorno se encuentra condicionado por nosotros mismos, por paradigmas propios y, por tanto, depende de la voluntad personal de cambiar la forma de ser y de ver al mundo.

Durante el proceso educativo aprendimos que las cosas y las situaciones de la vida son como las vemos y las vivimos; nos enseñaron que no hay muchas maneras de cambiarlas; sin embargo, y para nuestro propio bien, siempre han existido personas inconformes con la realidad, cuyas ideas y emprendimientos han trastocado para bien el mundo con sus ideas, propuestas e iniciativas. Estas personas podríamos decir que tienen una actitud proactiva, son los seres humanos inconformes, los iniciadores, los “comenzadores”.

Inconformidad

Esta sana inconformidad es la que conduce a  los seres humanos a buscar un mejoramiento continuo en su quehacer, en su vivir; esta búsqueda, combinada con la voluntad de “hacer que las cosas sucedan”,  es la que permite a las personas salir de su mundo rutinario, de la mediocridad. Esta forma de ser enseña que no existen los imposibles cuando se tiene el entusiasmo de trascender y de alcanzar las más excelsas metas. A esta actitud se le denomina proactividad: hacer que las cosas sucedan.

Proactividad

¿Qué es ser proactivo? Stephen Covey considera que la esencia de la persona proactiva es la capacidad de liderar su propia vida. Al margen de lo que pase a su alrededor, la persona proactiva decide cómo quiere reaccionar ante esos estímulos y centra sus esfuerzos en su círculo de influencia, es decir, se dedica a aquellas cosas con respecto a las cuales puede hacer algo.

Covey considera que el concepto proactividad no se limita a saber qué voy a hacer (iniciativa), sino a qué voy a hacer teniendo en cuenta a los demás, dentro de mi círculo de influencia (responsabilidad). En otras palabras, la proactividad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se debe. Por lo tanto, las personas proactivas actúan de acuerdo con sus valores y principios. En el extremo opuesto, la gente reactiva actúa movida sólo por sus sentimientos y las circunstancias de su entorno.

La proactividad es más que un pensamiento positivo; significa materializar, en la realidad, los sueños previamente creados en nuestra mente: representa la segunda creación del ser humano; es la antítesis de las buenas intenciones y de los pecados de omisión.

Como seres humanos hemos sido condicionados a acostumbrarnos a nuestro mundo, y pensamos que aquéllos que han cambiando nuestra realidad material, por medio de sus contribuciones personales, pertenecen a otro tipo de seres; tendemos a pensar que son personas privilegiadas por la naturaleza, que son superhombres.

En síntesis, una persona proactiva no es solamente la que toma la iniciativa, sino aquella que se encuentra dispuesta a asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; de decidir en cada momento qué quiere hacer y cómo quiere hacerlo. Es la que sabe salvar las circunstancias; sabe responder a ellas con madurez e inteligencia, tal como lo apunta Frankl.

La proactividad es más que un pensamiento positivo; significa materializar, en la realidad, los sueños previamente creados en nuestra mente"

Personas comunes

Las personas que, con sus ideas y trabajo, han generado nuevas opciones para sus congéneres son personas comunes y corrientes con un alto grado de responsabilidad y tenacidad; es decir, seres normales que han hecho de la vida y de su testimonio un hábito profundamente dinámico: estas personas son prototipos de la proactividad.

Cuando existe un sueño por cumplir, cuando hay el deseo de alcanzar metas nos encontramos en un estado grandioso de creatividad y de intención, pero estamos débilmente ligados a nuestra realidad cotidiana; por tanto, es necesario generar grandes dosis de voluntad y estímulo a fin de que ese sueño, poco a poco, tome vida y exista.
Dimensiones

La persona proactiva crea en dos dimensiones todo cuanto hace, por un lado, las obras se generan en el ámbito inmaterial en la imaginación, para después pasar a la dimensión real, a la creación material, en el mundo de la realidad tangible y sensible a nuestros sentidos; es decir, el acto de emprender.

Al referir a las personas que son proactivas quizá podíamos estar hablando de nosotros mismos, pues esto lo podemos lograr cuando salimos –nos escapamos– de nuestra cotidiana rutina y del “acostumbramiento” que, en ocasiones, nos tiene secuestrados; todos podemos empezar nuevos proyectos, todos debemos tener claro que el diario mejoramiento lo podemos lograr sólo si deseamos que cambien nuestras realidades, si iniciamos a brindarle a nuestras vidas altas porciones de confianza, si aprendemos a decir basta de todo aquello que entorpece nuestro desarrollo: si estamos decididos a “hacer que las cosas sucedan”.

Comportamientos 

María Pallarés, experta en el tema de la proactividad en el contexto laboral, comenta que “dos personas que trabajan en un mismo entorno laboral, con responsabilidades idénticas y bajo las mismas circunstancias pueden realizar su trabajo de maneras muy distintas. 

Una cuestiona la manera habitual de trabajar si no obtiene los resultados deseados, emprende constantemente nuevas acciones y genera cambios constructivos en su entorno. La otra se conforma con su situación actual y no hace nada para cambiar lo que no funciona. La primera persona se comporta de forma proactiva, la segunda, lo hace de forma reactiva”. La importancia de actuar de manera proactiva en el ámbito laboral indudablemente paga grandes dividendos, porque la proactividad finalmente se orienta a la obtención de resultados.

Grandes oportunidades

Sin duda todos deseamos estar mejor, queremos poseer mayores niveles de bienestar, pero son sólo unos pocos los que de una manera continua, sistemática y consciente se atreven a intentarlo. Quizá la vida sea corta, pero podríamos llegar a considerarla SUFICIENTE, si cotidianamente nos dedicamos a existir buscando bienes superiores, si diariamente tenemos el carácter de entusiasmarnos ante el maravilloso hecho de saber que estamos vivos, que tenemos libertad para elegir y que contamos con la magnífica oportunidad de alcanzar la estrella que ha sido encendida para cada uno de nosotros.

Podríamos ser más proactivos y convertirnos en personas plenas si realmente comprendiéramos a profundidad el significado de la última de las libertades humanas de la que nos habla Frankl (la libertad de escoger la actitud ante nuestras circunstancias) y si nos decidiéramos de una vez por todas a empezar a ser iniciadores. Proactivos. Comenzadores.

cgutierrez@itesm.mx
Programa Emprendedor ITESM Campus Saltillo