Tran Nguyen, el amor por el desorden

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Tran Nguyen, el amor por el desorden

Tran Nguyen es una artista vietnamita que disfruta el proceso artesanal de la ilustración, más que rebelarse en contra de la tecnología
Constantemente estoy conceptualizando. A veces esalgo peligroso y grosero. Suelo analizar los rostros”.
Tran Nguyen, artista.

Con un delicado uso de los lápices de colores y el acrílico, Tran Nguyen está convencida de que el trabajo artístico de calidad puede ser utilizado como un soporte psicoterapéutico, útil para explorar el más allá de la mente.

Ella es una ilustradora que ha ganado premios como la Sociedad de la Ilustración en Los Ángeles 2015, Spectrum Fantastic y menciones en los top ten de revistas de diseño como Paste Magazine y Print Magazine.
Pero así como una mente en análisis es un campo inexplorado con posibilidades inimaginables, la de un artista no es sencillo mantenerla en su lugar, ya que en el constante proceso de exploración esta cobra vida y toma sus propios rumbos.

“Constantemente estoy conceptualizando. A veces eso es algo peligroso e incluso grosero. Cuando platico con la gente suelo perderme estudiando la estructura de sus caras, o viendo como la iluminación les da un brillito en la punta de la nariz. Entonces de pronto es como ¿de qué estábamos hablando? Lo siento, estaba analizando tu rostro”, ha mencionado Nguyen para un Youtuber.

Su trabajo la ha llevado a colaborar con empresas como Playboy, Mc Donalds y Chateau St. Michelle Winery, sin embargo asegura que como todo artista espera el día en el que no tenga que preocuparse por el próximo trabajo que va a realizar.

“Todos queremos simplemente hacer lo que se te de la gana en el momento. Afortunadamente paso la mayoría de mi tiempo haciendo muchas ilustraciones, pero no puedo ser tan libre como quisiera, porque son cosas para clientes y no puedes cometer errores”, mencionó.

Por ello asegura que además de complacer a las empresas y a los clientes, hay que cuidar el desgaste que sufren las habilidades por dibujar tantas ilustraciones sin movimiento, por lo que le gusta constantemente retarse e incluso trabajar con modelos.

Y aunque asegura que al salir de la universidad no se sentía muy segura de sí misma en el par de trabajos que llegó a conseguir, sus influencias fueron lo que le ayudaron a desarrollar una mejor estructura para trabajar.

“Me influenció mucho el anime, la animación japonesa, y creo que está bien. Lo complicado de ello es que es mucho más difícil ser único con un estilo así, porque tiende a ser algo con resultado muy similares. Traté de hacer algo diferente trabajando de forma realista hasta donde mis habilidades me lo permiten”, mencionó.

En la búsqueda de su propio estilo, Tran se enamoró de la representación de la nostalgia con figuras sutilmente oscuras y lugares familiares, dirigiéndose siempre a la psicología del arte.

“Realmente admiro a terapistas que utilizan el arte como una herramienta. Es como cuando la gente se identifica con una canción o una imagen. Eso es algo que realmente puede ayudar a las personas”, aseguró.

Y no sólo eso, para ella el trabajo de un artista afecta sí o sí de manera positiva o negativa pero consiguiendo siempre algún tipo de respuesta.

Incluso en el denominado arte contemporáneo, ya que ella considera que aunque no lo entiende muy bien, este debe tener algún mensaje que es muy complicado de entender fácilmente, pero que sin duda está para ofrecer experiencias nuevas para analizar y apreciar.

Es fácil distinguir que a Tran algo le sucede con lo nuevo, pero eso no quiere decir que lo haga mal, ya que todo su trabajo se caracteriza por estar realizado completamente a mano.

“A veces desearía poder hacer arte digital, es sólo que no tengo la habilidad para hacerlo. No creo que sea una rebelde de la tecnología porque a veces de verdad desearía poder borrar algunas cosas. La verdad es que me gusta lo que se siente cuando pintas en el papel, el olor e inclusive el desorden y luego tener que limpiar las cosas”.

Para ella es simplemente la forma en la que mejor hace las cosas y más las disfruta, aunque los resultados satisfactorios duren poco.

“Cuando terminas una pieza o logras algo, la gente te felicita y dice cosas buenas, pero eso te dura como un día y luego te desanimas y piensas bueno, esto apesta lo pude hacer mejor”, finalizó.