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Tras casi 60 años de matrimonio, fallecen tomados de la mano
Estados Unidos. El amor no ha muerto, aún hay personas en el mundo que creen que se puede amar de verdad a otra persona, personas como estos dos ancianos de Carolina del Norte, Estados Unidos, que fallecieron juntos en la misma habitación del hospital en el que estaban internados, el mismo día y dándose la mano, tras 59 años de matrimonio.
Los protagonistas de esta tierna y emotiva historia fueron Don Livengood, de 84 años, y Margaret Livengood, de 80.
La pareja contrajo nupcias en Rowan County, Carolina del Norte, un 15 de junio de 1957, justo el día del cumpleaños de ella, después de haberse conocido en la compañía en la que ambos trabajaban. Desde aquel lejano momento nunca se habían separado y habían mantenido viva la llama del amor, quizá por ello fue que decidieron llevar hasta el final la famosa frase, ‘Hasta que la muerte nos separe’.
Tras varios meses de idas continuas al hospital porque uno de los dos había enfermado, la única hija del matrimonio se mudó con ellos para que ninguno estuviera solo. Sin embargo, los padres conscientes de que su hija debía vivir su vida, lo tuvieron claro, era momento de marcharse.
Historia de amor
Cuando Don Livengood le propuso matrimonio a su por entonces amiga Margaret, tomó su mano y pronunció las palabras mágicas. Esa misma mano fue la que sujetó con fuerza en sus instantes finales, hasta que sintió que sus músculos ya no le respondían. Ambos morirían, 59 años después, con apenas horas de diferencia.
Sabiendo que la salud de ambos era extremadamente delicada, Beaver intentó cumplir con un deseo final de ambos: mantenerlos en la misma habitación del hospital donde pasarían sus últimos momentos. Así fue como la mujer buscó por todos los medios que en el Carolinas Healthcare System Northeast, en Carolina del Norte, atendieran su petición.
Los días de ambos estaban contados cuando los internaron, aunque al principio no estaban juntos. "Se me partió el corazón", recuerda Beaver. Su madre, Margaret, de 80 años, padecía un cáncer terminal.
Su padre, Don, en tanto, sufría de fibrosis pulmonar y una pulmonía. Además de no cumplir con el deseo de ambos, sentía que no podía atenderlos. No conseguía estar con ambos al mismo tiempo.
"La necesidad de ambos de estar juntos era mayor a cualquier otra preocupación", explicó. Finalmente, por intermedio del doctor Randy Schisler, pudieron reunirlos en la misma habitación, bien cerca uno del otro, de forma tal que Don pudiera tomar la mano de su amada esposa cuantas veces quisiera.
"Estoy realmente orgulloso. Fuimos tan lejos como pudimos con las reglas que permite el hospital, porque las cosas no eran típicas. Era lo correcto para estos pacientes y para su familia", explicó Schisler.
"Una vez que estuvieron de nuevo juntos, el sentido de todo volvía a estar bien", contó la hija del matrimonio.
Schisler se emocionó al observar a ambos pacientes. "Éste es uno de esos casos que ninguno de nosotros podrá olvidar. Ver a estas personas que pasaron su vida juntos, dar sus últimos respiros juntos, en la misma habitación…"
"Recuerdo cómo él sostenía su mano. Ella no podía comunicarse. Pero todos en la habitación podíamos ver la conexión entre ellos. Era muy conmovedor saber que habían pasado toda su vida juntos y en el final de sus vidas, estaban aún juntos", indicó Denise Hopper, capellán del centro médico, a la revista People.
"Cuando estemos en el Cielo, caminaremos juntos, como si estuviéramos casados de nuevo. Otra luna de miel", fueron las palabras finales que logró susurrarle el hombre de 84 años minutos antes de su final.
Así, el mismo día que fueron internados, los trabajadores del hospital facilitaron todo para que ambos pudieran estar juntos, y finalmente Margaret tomada de la mano de Don murió a las 8 de la mañana, mientras que horas después a las 17:00 horas de la tarde lo hacía Don.