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Un chicle que te pone en ambiente
Qué ingenuo de mí, que pensaba que ya lo había visto todo y cuando pensaba que a mis 41 años ya lo había visto todo, que me topo en una yerbería de barrio con… ¿qué cree?…
Un chicle, un chicle, contra impotencia sexual, vaya broma.
Se llama la SUPERPODEROSA y sus usuarios, que no son pocos, la mayoría sesentones, lo promueven como una maravilla capaz de LEVANTARLE el ánimo hasta a un muerto. Sin exagerarle.
Qué cosas, ¿no? Y uno a veces que ni se entera, ignora qué hay bajo el sol.
Hay gente que dice que bajo el sol no hay anda nuevo. No crea, se lleva uno cada sorpresa.
El colmo de la historia fue cuando me enteré que el susodicho chicle, la SUPERPODEROSA, se vende en todas las yerberías de la ciudad y que se acaba, eh, que se acaba.
“Las vainas que se les ocurren a los mercadólogos”, pensé y me reí.
Sus defensores dicen que no es cosa de simple sugestión, que funciona, no importa que seas un viejo o un diabético avanzado.
Aún hasta en el hombre más frígido, funciona.
Qué increíble: un chicle que lo masticas y te pone en ambiente, te enciende el motor, te para el corazón.
No es un chicle cualquiera, es un chicle, según se etiqueta, yo nomás repito lo que dice su etiqueta, que está hecho, como su nombre lo dice, de poderosas yerbas con propiedades afrodisiacas.
Que cómo di con él, no sea mal pensado, buscando en la calle remedios milagrosos contra la impotencia sexual para un reportaje que se publicaría, se publicó, el pasado 14 de febrero.
Nada de que historias melosas de enamorados cursis o de matrimonios con vidas de telenovela. No.
Semanario tenía que publicar algo alternativo, atrevido, y en esos lances me hallaba cuando me topé con la SUPERPODEROSA, según esto la panacea para quienes se quejan de que nomás ya no…
Charlatanería o no, me encontré con historias de hombres que lo usan frecuentemente, tres, cuatro veces a la semana, y que presumen de sus efectos.
Entrevisté a un urólogo que se burló apenas tuvo en su mano el famoso chicle, que lleva en su empaque la foto de una pareja dándose un beso largo y apasionado.
Y consulté con una psicóloga clínica que se echó un elaborado choro sobre el poder de la autosugestión.
En la yerberías, cosa rara, el chicle se sigue acabando, porque se acaba, eh.
Por algo será…