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Un mercader y un prestamista
“Una actitud positiva proporciona energía. Una actitud constructiva puede lograr que las cosas se hagan. Cuando se comparan estas dos actitudes con las de la apatía y la negatividad, resulta evidente que la actitud positiva y constructiva conseguirá más logros. Una actitud negativa expresa que no se puede hacer nada. Una actitud apática indica que no se desea hacer nada. La actitud constructiva hace que usted se disponga a encontrar la forma de hacerlo, para después llevarlo a cabo. Proporcionan el poder de la acción”.
Estas palabras son de Edward De Bono uno de los investigadores que más ha contribuido en el desarrollo de la creatividad y de los procesos de raciocinio del ser humano.
Según De Bono, la mayoría de la gente tiende a ver sólo una forma de resolver los problemas cuando realmente a su alcance, casi siempre, se encuentran varias opciones de solución, no son visibles a simple vista, pero cuando se tiene una actitud constructiva suelen aparecer.
Este investigador manifiesta que el pensamiento lógico, denominado tradicional o lineal, desde hace tiempo alcanzó su madurez, por lo que, para resolver los retos cotidianos, es pertinente explotar otras posibilidades y recursos que la mente ofrece como es la intuición, la asociación de ideas y la imaginación.
La profundidad de las ideas y conceptos de este personaje son interesantes, inclusive desconcertante, pues ha concluido que más de la mitad de la capacidad mental del ser humano puede ser explotada a través de lo que ha denominado como “pensamiento divergente o lateral”.
Pensar lateralmente implica complementar al pensamiento lógico tradicional ya que, como afirma este investigador, al ser este un proceso mecánico no sólo puede ser inexacto, sino puede inducir a las personas a tomar decisiones erróneas, o a dejar de ver nuevos horizontes.
Esta clase de pensamiento es libre, asociativo y permite llegar a una solución desde otro ángulo. Si bien es cierto que ambos pensamientos son complementarios, el divergente incentiva el ingenio y la creatividad.
El pensamiento divergente representa una excelente fuente de aprendizaje que brinda la posibilidad de resolver creativamente los “problemas” que se presentan en el día a día. Adicionalmente, la manera de razonar que ofrece De Bono conlleva a las personas a ser más propositivas, optimistas y entusiastas, dado que, bajo esta óptica, las denominadas “dificultades” se transforman en oportunidades.
Para ilustrar los alcances del pensamiento divergente comparto un extracto de una narración que el autor expone en su libro “pensar bien”(*):
Prisión o libertad
“Hace muchos años, cuando una persona que debía dinero podía ir a la cárcel, un mercader de Londres tuvo la desventura de acumular una enorme deuda. Al prestamista que era viejo y feo, le gustaba la hermosa y joven hija del mercader, de modo que propuso un trato: cancelaría la deuda si podía quedarse con la muchacha.
Tanto el mercader como su hija se sintieron horrorizados ante esta proposición, pero sabían que no tenían más remedio que aceptarla. Entonces el prestamista sugirió que se dejara en manos de la providencia la decisión. Así, indicó que colocaría una piedra negra y una blanca en un saco vacío y que después la chica debía tomar una de éstas. Si ella escogía la piedra negra, se convertiría en su esposa y la deuda de su padre sería cancelada. Si ella seleccionaba la blanca, se quedaría con su padre y la deuda sería perdonada. Pero si rehusaba a tomar alguna de las piedras, su padre iría a la cárcel y ella quedaría sola y totalmente desprotegida.
El mercader aceptó con renuencia. El grupo se hallaba en una vereda de piedras, en el jardín del mercader. Mientras hablaban, el prestamista se inclinó para recoger las dos piedras, pero entonces la temerosa chica se dio cuenta de que él había tomado dos piedras negras y las había colocado en el saco. Enseguida, el viejo pidió a la chica que tomara una de las piedras la que decidiría su destino y el de su padre”.
Difícil decisión
Detengámonos un momento a meditar sobre este pasaje y pensar sobre cuál de las siguientes opciones debería tomar la hija del mercader (¿existen otras?):
1. - La hija puede rehusarse a tomar la piedra.
2. -O decir que existen dos piedras negras en el saco y mostrar que el prestamista es un tramposo, lo cual generaría su enojo.
3. - También puede tomar la piedra negra y sacrificarse para salvar a su padre.
Elegir alguna de estas opciones, de acuerdo a De Bono, se estaría utilizando el pensamiento lógico tradicional (también denominado “vertical”), y cualquiera de estas decisiones provocaría que la muchacha tuviera que casarse con el prestamista o, en su defecto, enviaría al padre a prisión.
Esta historia muestra un típico problema en donde, aparentemente, no existe una salida inteligente y beneficiosa, sino más bien pareciera que ante esta clase de realidades el raciocino fuese un enemigo.
Ante todo esto ¿existe una solución alterna para la hija del mercader? ¿Acaso el prestamista se tiene que salir con la suya?
Insospechada salida
Utilizando el pensamiento divergente De Bono brinda una solución distinta, un escape insospechado. Veamos:
“La chica de la historia metió la mano en la bolsa y sacó una piedra. Sin verla, la dejo caer a la vereda, donde sé perdió con las demás. - que torpe soy - dijo-, pero no importa: si abren la bolsa verán que piedra tomé por el color que queda.
Como la piedra que había en el saco era la negra, se supuso que ella había tomado la blanca, ya que el prestamista no se atrevía a admitir su deshonestidad”.
Saber pensar
La moraleja es evidente: una situación que parece imposible de remediar beneficiosamente se puede transformar en una condición ventajosa, en oportunidad, cuando se hace uso del pensamiento divergente.
La solución que se deriva de este proceso, analizada ahora desde la óptica del pensamiento tradicional, suena bastante lógica y diríamos que en ocasiones hasta obvia, y entonces es cuando exclamamos: “¡qué fácil, ¿cómo no se me había ocurrido esta solución antes?! “.
En síntesis el pensamiento lateral puede aprenderse y aplicarse para nuestro provecho. Es una actitud, un hábito mental. Es cuestión de toma de conciencia y de práctica; no de revelación.
Al final del túnel
Aprender a pensar entendiendo los problemas como retos y oportunidades, representa un inmenso desafío, pero vale la pena intentarlo. De hecho, el pensamiento lateral ha sido el proceso mediante el cual, personas ordinarias con ideas y voluntades extraordinarias, han podido transformar para bien al mundo.
La propuesta de Edward De Bono estimula a pensar distinto, invita también a percibir la existencia con una mirada fresca, optimista, repleta de esperanza. Sería buena idea analizar la posibilidad de incluir en los programas académicos el estudio y la práctica del pensamiento divergente, esto coadyuvaría a que niños y jóvenes pensaran con mayor imaginación y creatividad.
Para desarrollar esta clase de pensamiento se necesita actitud positiva y constructiva, también entrenar el pensamiento, pero sobretodo intención y compromiso. Es decir, contar con una mirada esperanzadora hacia el futuro, saber que las realidades pueden mejorar y que siempre pueden ocurrir cosas buenas.
Existen infinidad de piedras blancas a la vereda de nuestros propios caminos, descubrirlas es una decisión personal. (*) Edward De Bono. “Pensar bien” Editorial selector.
cgutierrez@itesm.mx
Tec. de Monterrey Campus Saltillo
Programa Emprendedor