Un pastel reconfortante (para padres e hijos)

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Un pastel reconfortante (para padres e hijos)

El pastel de chocolate preparado en molde de Mollie Katzen, en Nueva York, el 27 de febrero de 2019. Estilista de alimentos: Monica Pierini. (Linda Xiao/The New York Times)
El coronavirus nos hizo replantear la dinámica social y familiar. En medio de este cambio, el reencuentro con los hijos es una de los aspectos más satisfactorios y qué mejor manera que pasar tiempo juntos en la cocina.

Por Margaux Laskey

Las vidas codificadas por colores y calendarizadas en Google de mi familia cambiaron drásticamente hace dos semanas cuando la escuela de nuestras hijas cerró de pronto y mi esposo y yo empezamos a trabajar desde casa en un intento por aplanar la curva del coronavirus. De un día para otro, pasamos de ser personas en constante movimiento, que solían ver a sus hijas de 5 y 7 años los fines de semana y en breves momentos de las mañanas y las noches, a ser empleados remotos de tiempo completo que educan a sus hijas en casa. Nuestra vida codificada por colores se ha convertido en un circo muy colorido. 

Así que decidí invocar a mi Pollyanna interior. Como mamá, si enfrento esta “pausa” con más agallas y menos miedo (y, claro, impaciencia), mis hijas quizá recuerden esta época con cariño. Se acordarán de ese periodo de calma extraña, pero agradable, que hubo en medio de su ajetreada infancia, cuando papá y mamá se quedaban en casa todo el día, todos estaban prácticamente en pijama, y la “clase de música” era papá tocando la guitarra en el jardín debajo de un roble reverdeciente de 150 años. 

Recordarán que solían entrar a la cocina para hornear algo conmigo. No solo porque necesitábamos una actividad que nos mantuviera ocupadas mientras yo reflexionaba sobre el hecho de quedarnos muchos días juntos en casa, sino también porque el acto de hornear es reconfortante. (También estoy casi segura de que cuenta como una clase de “ciencias”). Preparamos cosas simples y sin complicaciones como galletas de mantequilla, galletas tradicionales, pan rápido y pasteles preparados en un solo recipiente como este, un deleite suave y achocolatado hecho de ingredientes que encuentras en tu alacena y que pueden ser medidos y manipulados por manos pequeñas: harina, azúcar, cacao, aceite, bicarbonato de sodio y vinagre.    

Esta receta, que mencioné por primera vez hace un año en un artículo sobre los mejores libros de cocina para niños, es una adaptación de Mollie Katzen, chef y autora mejor conocida por su recetario “The Moosewood Cookbook”. Es una receta ideal para preparar con niños pequeños (los niños mayores podrían hacerla solos), ya que requiere solo un puñado de ingredientes, y se mezcla y hornea en un mismo molde (además es vegano). Su textura es sorprendentemente húmeda y es delicioso por sí solo o con azúcar glas, pero en tiempos como estos, una capa de glaseado de crema de mantequilla y una lluvia de chispas de colores son una excelente idea. Hace un par de semanas, mi hija de 5 años lo preparó mientras yo la supervisaba. Le dio una mordida al pastel terminado, me miró a los ojos con orgullo y dijo: “Mis pasteles son mejores que los de mamá”. 

Entonces, en lugar de recordar los planes cancelados y la incertidumbre, tal vez recordarán este periodo como la época en la que descubrieron que hornear no solo es un camino hacia una dulce recompensa, sino también un acto de amor propio y consuelo, tal como lo es ahora para su madre consternada. 

—<strong>Receta: Pastel de chocolate preparado en molde</strong>

Rinde de 9 a 12 porciones

Tiempo total de preparación: 45 minutos

1 1/4 tazas/160 gramos de harina de trigo

1 taza/200 gramos de azúcar granulada

1/3 de taza/30 gramos de cacao en polvo sin azúcar

3/4 de cucharadita de bicarbonato de sodio

1/2 cucharadita de sal kosher

1/3 de taza/80 mililitros de aceite de canola

1 cucharadita de extracto de vainilla

1 cucharadita de vinagre de manzana o vinagre blanco

2 cucharadas chispas de chocolate semidulce o vegano (opcional)  

Azúcar glas, para espolvorear encima (opcional)

1. Calienta el horno a 162,7 grados Celsius. Agrega la harina, el azúcar, el cacao en polvo, el bicarbonato de sodio y la sal en un molde cuadrado para hornear de vidrio o metal de 20 por 20 centímetros. Revuelve los ingredientes hasta que sean del mismo color. Usa tus dedos para deshacer los grumos que queden.   

2. Añade 1 taza de agua junto con el aceite, el extracto de vainilla y el vinagre. Mezcla lentamente en pequeños círculos con un tenedor o un batidor para integrar todo. Con un tenedor y cuchara, aplasta, raspa y remueve hasta que la mezcla sea una masa suave y uniforme. 

3. Raspa los costados del molde con una espátula de goma y extiende la masa en una capa uniforme. Espolvorea las chispas de chocolate, si las vas a usar. 

4. Usa una toalla húmeda de papel para limpiar los bordes del molde. Con cuidado, coloca el molde en el horno y deja que se hornee de 28 a 33 minutos hasta que puedas ensartar un palillo al centro de la masa y sacarlo casi limpio. (En lugar de que parezca que metiste el palillo en un baño de chocolate, debe verse como si trajera pegadas unas pocas migajas de pastel de chocolate).  

5. Sácalo del horno, deja que se enfríe y, luego, córtalo en rebanadas cuadradas. Si quieres verte elegante, sabe muy bien (y se ve muy bonito) con azúcar glas espolvoreada encima