Cuando Chaplin filmó “The Gold Rush” (“Fiebre de oro”) Lilita, una linda mexicana que desde niña había llamado la atención del gran cómico del cine, ya había cambiado su nombre por Lita Grey. Fue la bailarina principal en aquella famosísima película, una de las obras maestras del cine de todos los tiempos.
A la sazón la mexicanita tenía 16 años. Cuando Chaplin empezó a invitarla a salir no faltó quien advirtiera a Nana, la madre de la chiquilla, del peligro que corría su hija.
-Es menor de edad -le decían.
Y respondía la ambiciosa mujer:
-Sí, pero no tanto.
Lo que tenía que pasar pasó. Cierto mañana que Lita estaba rodando una escena rodó ella misma por el suelo al tiempo que se quejaba de un dolor de estómago. El tal dolor nacería unos meses después.
Al día siguiente el licenciado Edwin McMurray, tío de Lita, tuvo una breve pero intensa conversación con Chaplin: o se casaba con la nena, le dijo, o lo acusaría penalmente por estupro. Tratándose de una menor de edad, en el Estado de California aquello equivalía a una violación, delito que se castigaba con pena de 15 años de prisión, sin derecho a libertad bajo caución.
El de Chaplin fue por tanto un típico matrimonio de los que en Estados Unidos se llaman “de escopeta”, es decir, bajo amenaza. Se pensó en hacer el matrimonio en un lugar al que no pudieran llegar los periodistas. Había que evitar el escándalo de aquella boda de un hombre de 35 años con una niña de 16.
El lugar escogido fue Empalme, Sonora, México. Ahí tenía amigos Chaplin, compañeros de parranda, dueños del ferrocarril South Pacific. Ellos sugirieron la pequeña población mexicana.
Y hasta Empalme llegó aquella extraña comitiva nupcial: el famoso actor, su novia adolescente, la mamá y el tío de la muchacha... con 50 periodistas que se enteraron -por Nana, desde luego -de la insólita boda.
Siete meses después del matrimonio nació Charles Spencer Chaplin, Jr. Y nueve meses y dos días después de este nacimiento vino al mundo el segundo hijo de Chaplin, Sidney, a quien vimos actuar al lado de su padre en la inolvidable película “Candilejas”. Algo de mexicano tiene la traza de este Sidney.
El matrimonio, desde luego, no duró. Poco tiempo después del nacimiento de Sidney se divorciaron Lita y Chaplin.
Extraña historia mexicana de aquel genial actor que vivió tan intensamente como en sus películas.