Usted los conoce

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Usted los conoce

Un sol caliginoso agobia a la ciudad. Bochorno de mediodía: no aparecen señales de lluvia; el viento apenas y se siente. Los automóviles circulan a regular velocidad. Se ha hecho un cuello de botella a la salida de un centro comercial, el final de un puente vehicular, al oriente de Saltillo. 

Y ahí, a unos metros: el problema de México. Un muchacho de unos 25 años retrasa a más de ocho carros, pues tiene la decisión de cruzar la avenida para llegar al extremo izquierdo, en el cual con mayor facilidad podrá ir a una más alta velocidad y tomar un carril que le permitirá retornar. Para tomar el carril de retorno todavía le faltan varios metros, pero a él no le preocupan las dificultades que provoca.

Detiene a los automóviles que lo aguardan, algunos de cuyos conductores empiezan a sentirse enojados y a aplicar el claxon, hasta que aquél por fin observa libre la vía y cruza.

Ese es el problema de México. El sujeto, que conduce un automóvil con todos los asientos ocupados, ríe y se distrae. No tiene el menor interés por quienes ha retrasado minutos antes. Una falta de respeto absoluta.

Ese es el problema de México. Gente como él, y como Lorena Daniela Aguirre Rodríguez, la mujer de 18 años bautizada como “Lady100pesos”. Alcoholizada, conduciendo un auto a velocidad inmoderada, trata de sobornar a los oficiales con 100 pesos para que la dejen ir sin detenerla. Ella es el gran problema de México, como los son los miles de mexicanos (no quisiera tener que nombrarlos así, compatriotas nuestros), que la festejaron y apoyaron en la ya popular página de Facebook, donde se adhirieron miles de seguidores.

Muchas de las malas actitudes de los mexicanos se registran en las calles y avenidas de nuestras ciudades. En ellas se ha mostrado la pésima educación en materia vial. En ellas, el inmoral proceder. El pésimo mexicano que se muestra con orgullo en las redes sociales, ese mágico encanto del poder salir del agobiante anonimato, así sea por la vía más aberrante.

¿Es eso lo que va a empezar a delinear o prefigurar a un tipo de mexicano? ¿Son esas actitudes y esos respaldos anónimos que se desbordan luego de percibir que nada bueno o productivo en la vida real pueden de verdad hacer por sí mismos?

El problema de México está en los mexicanos que no están dispuestos a vivir en él con valores de respeto y solidaridad.

Nuestro problema habita en las mentes y pensamientos de los que no creen en sí mismos y no están dispuestos a creer en la tierra que habitan. Aquellos que, escépticos de todo, no están dispuestos a dar un gramo de trabajo, inteligencia, talento a favor de los que están alrededor.

Es el de aquellos que se instalan cómodamente en una zona de confort y no salen de ella. Y optan por volver la mirada hacia la autoridad que les debe dar. La autoridad que les permita. La autoridad que les subsidie su cómodo estilo de vida.

Nadie quita responsabilidad a gobierno alguno. Lo terrible es cómo el ciudadano común se ha acostumbrado fácilmente a demandar sin exigirse nada al mismo tiempo. Cómo, en lo general, también, se ha habituado a la facilidad de obtener ganancias evitando por todos los medios ser vigilado o monitoreado. Indignándose si se es objeto de ello.

De verdad, que una gran parte del problema de México está constituido por los miles y miles de mexicanos que no están dispuestos a afrontar con responsabilidad, conciencia, respeto, solidaridad y seriedad la parte que le corresponde en esta parte del mundo.

Un problema que se traduce en el daño mayor que a la sociedad se regresa como un búmeran y luego se expande como un cáncer: la corrupción, la violencia, la inseguridad, el miedo.

Si en verdad buscamos una sociedad ideal para vivir, empecemos a trabajar en los actos sencillos de la vida en comunidad y dejemos de festejar a quienes solo le hacen daño. Mucho daño.