Venceréis pero no convenceréis

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Venceréis pero no convenceréis

Hace 81 años en la Universidad de Salamanca su entonces rector, el escritor español Miguel de Unamuno pronunció una frase que describe a la perfección el contexto actual que vive Coahuila tras consumarse un fraude electoral y por consecuencia rendir protesta Miguel Riquelme como Gobernador: “venceréis pero no convenceréis”.

A propósito del tema, en este mismo espacio el domingo pasado propuse diferenciar la verdad legal de la verdad real. La primera es cosa juzgada y no admite prueba en contrario. Pero la segunda es histórica. 

Coincidentemente Ciro Murayama, consejero del INE, expresó el miércoles un argumento similar: “la verdad legal (es decir, validar la elección de Gobernador) la ha definido el Tribunal; los hechos que observó el INE (constitutivos de nulidad, cabe señalar) prácticamente ahí están y permanecen”.

Pese a reconocer como nunca antes que formamos parte de un sistema político caduco, el 4 de junio los ciudadanos fuimos incapaces de desecharlo. Y sigue caduco pero se mantiene ahí. En Coahuila las minorías organizadas mandan y las mayorías desorganizadas obedecen. Hay un evidente fenómeno de choque cultural.

Sin embargo, el incipiente mandatario se armó de caras viejas para enfrentar tiempos nuevos. Apenas ayer entregó los primeros nombramientos a quienes habrán de acompañarle como Gabinete. Ninguna novedad: figuran los mismos de siempre, en el interminable juego de la silla. Funcionarios reciclados de los sexenios encabezados por los hermanos Moreira, excolaboradores en el Ayuntamiento de Torreón, y perdedores en la reciente jornada electoral.

¿Afuera de Palacio de Gobierno alguien colocó un letrero que decía “se recibe escombro”?

Por otro lado tendrá, a su disposición durante 2018, 47 mil 687 millones de pesos en presupuesto para ejercer. Etiquetado para rubros específicos, sí, pero con margen de maniobra para el gasto discrecional (y legitimarse con ello, por ejemplo). 

Al respecto el Instituto Mexicano de la Competitividad reveló que, durante 2016, el Gobierno del estado gastó 959 millones 557 mil 801 pesos en publicidad oficial ubicándose como segundo lugar en dispendio a nivel nacional. ¿Cuánto se necesita en 2018 para “dar vuelta a la página” y lograr que quienes cuestionan ahora “superen” el tema electoral, “se pongan a trabajar” y “jalen parejo”? Lo anterior, por supuesto, desde la óptica oficial.

En el mismo tenor, ¿activará Riquelme las dádivas con idéntico fin?
De acuerdo con la Unidad de Fiscalización del INE, la Coalición Por un Coahuila Seguro que lo postuló a Gobernador distribuyó al menos 210 mil tarjetas de tres tipos durante la pasada campaña electoral: “Mi monedero”, “Mi monedero rosa” y “Mi tarjeta de inscripción”, las cuales hacían a sus portadores acreedores de futuros programas sociales consistentes en la entrega mensual de dinero.

Si bien estimaron “apoyar a 150 mil mujeres” (El Universal, 27/04/17), nunca mencionaron una cantidad en específico en el caso de los “monederos”. Alfredo del Mazo, por su parte, tasó una propuesta similar en el Estado de México en 600 pesos mensuales, cifra que sería inviable repartir en Coahuila, pues el presupuesto de aquella entidad es infinitamente superior.

Por el contrario, el antecedente más próximo en nuestro estado data del sexenio encabezado por Humberto Moreira, a través de “La tarjeta del hogar” que ministraba 200 pesos mensuales y que, justo es decirlo, fue cancelada inmediatamente después de ganar la gubernatura Rubén Moreira, en 2011.

Por lo demás, ¿recuerda usted aquel slogan machacón de Riquelme: “menos política más carácter”?

De cumplirse como promesa, reducirá la política –entendida por Aristóteles como “el arte de cambiar las cosas”– a su mínima expresión. Eso representa que no habrá cambios significativos en los próximos seis años y que la negociación sería reemplazada por la fuerza unilateral, entendida ésta última como “carácter”. Si el sello de la casa es imponer, y no proponer, mal vamos. Se avecinan malos tiempos para los acuerdos y la convergencia de ideas y opiniones (¿alguna vez la hubo, por cierto?).

CORTITA Y AL PIE
El magistrado de la Sala Superior, Reyes Rodríguez (único que se apartó en todo momento de la mayoría en los juicios para calificar la elección de Gobernador), ha dicho el viernes, en franca referencia al proceso electoral de Coahuila, que  “las trampas cometidas por los partidos en los procesos electorales provocan una ruptura entre los representantes surgidos de un fraude y los gobernados”.

Ojo a la palabra empleada por el juzgador: fraude. “Quienes resultan electos a través de malas prácticas no tienen incentivos para representar debidamente el interés general, ya que los resultados están alejados de la voluntad del electorado”, advirtió. “Los representantes surgidos de prácticas ilícitas ejercen un poder débil”, sentenció.

LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS
Cito una vez más a Unamuno: “venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha: razón y derecho”. 
Ni perdón ni olvido.
  
                             @luiscarlosplata