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Virus e ignorancia
Calles solitarias. Ciudades desiertas: vida vacía, huera, sin lustre. Escribo estas líneas en la noche del lunes 16 de marzo. Hoy fue un día de trabajo como cualquier otro para mí. De hecho y como siempre, inició el día muy temprano. Enfilé mis pasos al “Mesón Principal” para tomar un café despuntando el alba con el secretario Jericó Abramo Masso. Cuando llegué al restaurante y con media hora de anticipación, no fue sorpresa que ya estuviese apoltronado en una de sus mesas, el secretario de Vivienda del gobierno estatal. Hiperactivo, Jericó Abramo, como su servidor, padece insomnio la mayor parte del tiempo, por lo cual el ritmo de trabajo inicia al despuntar apenas la luz del día. Cuando lo saludé, éste ya había leído la prensa cotidiana, ya había escuchado los principales reportes radiofónicos y estaba muy enterado de la realidad de Saltillo, del Estado y de México.
De un tema pasamos a otro o a varios, y sin red de protección. De las preguntas sobre la familia y la salud personal, saltamos a la práctica de la política en materia de salud y el gran contratiempo en que se ha convertido el virus chino. Hablamos de las últimas lecturas deletreadas, los autores favoritos. No podía faltar el tema del futbol americano y el cierre de la temporada donde perdió el equipo privilegiado del secretario Masso, 49’s de San Francisco. Todo mientras despachábamos café, té y fruta de la estación con miel y yogurt (nos pusimos sanos, pues). Dentro de la variedad de temas, Jericó Abramo Masso, me recordó de un dato de espanto en estos primeros 15 días de marzo: en promedio van de 80 a 82 asesinatos diarios. País de espanto, violento, bronco; sin brida ni bozal.
Le decía que las calles están desiertas. Cuando iba al restaurante, tomé mi tiempo de siempre: 40 minutos de espacio para tomar un autobús urbano que, a estas horas de la madrugada, por lo general van llenos. No hubo tal. En menos de 15 minutos ya estaba entrando en el “Mesón Principal”, feudo de don Braulio Cárdenas Jr. El día era feriado, pero la vida ha entrado en una pausa: todos los días han sido un tráfago entre calles y lugares desiertos. El pánico se ve y se siente. Usted escoja su virus favorito: parvovirus, coronavirus, tecatevirus, tequilavirus… gripe aviar, gripe porcina, gripe caprina… ébola, rotavirus, virus de las vacas locas… las variantes son infinitas. Las variantes son del tamaño de la gente y su ignorancia. ¿Me estoy tomando a la ligera esta pandemia con el virus chino? Tal vez. Es mi esencia. Como tampoco nunca me convencieron de su peligrosidad los anteriores virus y enfermedades. Yo he seguido dando besos de lengüita a mi flaca de Monterrey, me lavo las manos una vez al día (creo es suficiente); si toso, saco un pañuelo desechable e inmediatamente lo tiro en la basura. Sigo viajando igual y al mismo ritmo. Trato de comer bien y, claro, beber mejor: virus de esta calaña no pueden vivir cuando uno está inoculado con generoso alcohol.
ESQUINA-BAJAN
¿Me lo tomo a la chacota? Sin duda. Tal vez usted piensa vivir 154 años y lo respeto, pero para mí, ninguna pinchurrienta enfermedad creada en un laboratorio (ya se está comprobando, diarios serios en Europa lo están documentando) va a hacer que altere mi ritmo y ganas de vida. Hay mucha ignorancia y poca inteligencia. Le repito, escribo estas líneas el lunes 16 por la noche. Hoy martes 17, van 82 casos confirmados de coronavirus. Todos ellos de humanos mexicanos que fueron al extranjero y lo han portado hasta traerlo a esta tierra. No hay ni un muerto. Ahora lo voy a escribir en lenguaje cristiano para que se entienda: somos un país con alrededor de 130 millones de mexicanos de los cuales… 82 fulanos tienen dicho padecimiento. A nivel mundial, van apenas y poco más de 7 mil muertos, con una población de 7 mil 625 millones de personas. Caray, ¿entonces de qué hablamos?
El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Sinaloa son más letales que el pinchurriento coronavirus chino que tiene a todo México en pánico y en sus casas. La prestigiada Academia de Derecho Internacional Humanitario de Ginebra, Suiza, acaba de presentar un informe donde literal ha dicho: “El Gobierno de México está involucrado en dos conflictos armados paralelos no internacionales contra al menos el CJNG y el de Sinaloa…”. La guerra. El terror, la muerte real, no la pandemia de ignorancia en las redes sociales. En los dos primeros meses de 2020, enero y febrero, se asesinaron a más de 4 mil 700 mexicanos (4 mil 728 homicidios dolosos), un aumento del 1.1 por ciento con respecto a los mismos meses del año pasado. Es decir, más de 81.1 diarios en promedio. Puf. ¿Y las muertes por la gripe perra de virus chino? Apenas una al día de hoy y para fortuna nuestra, en México. Este y no otro, es el país de Andrés Manuel López Obrador.
Compare usted 7 mil muertos en todo el mundo, todo el orbe, por dicho virus chino en contra de los casi 82 asesinatos diarios en México, y saque usted sus conclusiones. Y claro, no minimizo la epidemia, pero con las reglas básicas de sanidad y con una buena alimentación, usted y los suyos saldrán adelante. Aparte, esto me recordó aquello de la Biblia, cuando Moisés le propone al rey de Egipto: fiesta o peste y enfermedad. Es literal, señor lector: “…se presentaron Moisés y Arón al faraón y le dijeron: “Así dice el Señor, Dios de Israel: deja marchar a mi pueblo para que celebre en el desierto una fiesta en mi honor… el faraón dijo: “¿Quién es el Señor para que yo le obedezca y deje salir a Israel?”… Ellos replicaron: “Permítenos hacer una peregrinación de tres días por el desierto… de lo contrario nos castigará con enfermedades o guerra” (Éxodo 5. 1-3).
LETRAS MINÚSCULAS
Caray, por eso hay que escoger la fiesta. Siempre la fiesta. Viva, señor lector, la vida es corta, elija usted la fiesta y el vivir. No se aísle, mientras los dueños del mundo se apoderan de todo el orbe…