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Vuelve EU a votar contra el levantamiento de su embargo a Cuba
Estados Unidos volvió a votar hoy en la ONU en contra de levantar su embargo a Cuba, un año después de que la Administración de Barack Obama emitiera una histórica abstención en la votación de la resolución que todos los años presenta la isla caribeña en la Asamblea General.
La resolución que insta a levantar un bloqueo de cerca de 60 años fue presentada por el ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, y volvió a salir adelante con un apoyo abrumador: 191 países votaron a favor y dos en contra. Al voto en contra de Estados Unidos se unió Israel.
La votación es un "teatro político", dijo la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley.
Su voto negativo había sido anunciado la víspera por el Departamento de Estado, cuya portavoz lo presentó como una "reversión" por parte de la Administración de Donald Trump de la postura adoptada el año pasado por la de Barack Obama y una forma de "subrayar" la nueva aproximación de Washington a La Habana.
Desde 1992, Cuba presenta anualmente en la ONU un proyecto de resolución que insta a poner fin al embargo que Estados Unidos le impuso en 1960, tras el triunfo de la Revolución de Fidel Castro, y que profundizó en los años 90. El apoyo a esa resolución ha ido creciendo con el paso de los años hasta ser casi unánime.
Estados Unidos siempre votó en contra junto con Israel. Pero el año pasado, retomadas unas relaciones diplomáticas rotas durante más de 50 años, Washington se abstuvo, secundado por Israel.
"El bloqueo constituye el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social del país", dijo hoy el canciller cubano, que lo calificó además como "el principal escollo para el desarrollo de las relaciones económicas y financieras de Cuba con Estados Unidos y con el resto del mundo". Rodríguez estará mañana jueves en Washington, donde dará una rueda de prensa.
El voto en contra emitido hoy en la ONU ahonda el distanciamiento entre Washington y La Habana que Trump impulsa desde la Casa Blanca en oposición al deshielo promovido por su antecesor demócrata y el presidente cubano, Raúl Castro.
Lo hace además en un momento de tensión en las relaciones a cuenta de los misteriosos ataques a la salud que ha sufrido más de una veintena de diplomáticos estadounidenses en La Habana.
Estados Unidos ha retirado a más de la mitad de su personal allí y ha expulsado a 15 diplomáticos cubanos de Washington bajo el argumento de que Cuba no ha cumplido con su obligación de proteger a los funcionarios extranjeros.
Obama defendía la necesidad de levantar el embargo a Cuba. "Cuando uno hace algo que no funciona durante 50 años, es hora de probar algo nuevo", dijo. Pero la resistencia en el Congreso, que es el que tiene la capacidad de hacerlo, le impidió acabar con el embargo. Entonces utilizó su poder presidencial para ir suavizando las restricciones económicas sobre las que tenía atribuciones.
Nada más llegar a la Casa Blanca, Trump puso en revisión esa política hacia Cuba y en junio, con un duro discurso anticastrista pronunciado en Miami, anunció un cambio en el que incluyó, entre otras cosas, un endurecimiento del embargo.
Este cambio de política se basa principalmente en la limitación de los viajes de estadounidenses a la isla, buscando acabar con toda posibilidad de turismo de los ciudadanos de su país, y en impedir que llegue financiación norteamericana al Gobierno de Castro, vetando a las empresas las transacciones con compañías en manos de las Fuerzas Armadas cubanas.
Pero queda lejos de la cancelación de la política de Obama con la que llegó a amagar Trump, que además ha mantenido las relaciones diplomáticas que los dos países retomaron en 2015 tras más de 50 años con ellas rotas.