¿Y la libertad de expresión, apá?

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¿Y la libertad de expresión, apá?

¿Cuál ha sido la estrategia discursiva y política de Andrés Manuel López Obrador para erosionar la libertad de expresión en México?

1.- Catapultar desde las mañaneras la narrativa oficial con tres objetivos: controlar la agenda de los medios de comunicación; comunicarse –sin el filtro de esos medios– con la base popular amloista y agudizar la polarización del País.

2.- Mentir con desfachatez y sin escrúpulos: un estudio reciente de SPIN revela que AMLO dice 85 mentiras o datos inexactos cada día.

3.- Definir el enemigo con adjetivos descalificadores pero coloquiales para las grandes mayorías electoras de Morena: fifí, corruptazo, achichincle, alcahuete, aprendiz de carterista, arrogante, calumniador, camajanes, etcétera.

4.- Remover –con esas palabras– emociones irracionales y resentimientos de clase para reiterar la división maniquea del País: “nosotros los buenos” y “ellos los malos”.

5.- Precisar con nombres y apellidos a “los malos” para volcar sobre ellos tres etiquetas rebosantes de odio popular: intelectuales fifís, cómplices del neoliberalismo y responsables de los males del País. En ese triple estereotipo entran, por ejemplo, los analistas Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín y los periódicos Reforma y El Universal.

6.- Usar con sentido faccioso los medios de comunicación oficiales para atacar adversarios de la 4T; difundir propaganda oficial y profundizar la polarización social. Esa es la tarea nodal de Notimex, Canal 11 y 22 y el Instituto Mexicano de la Radio.

7.- Beneficiar la concentración de publicidad oficial en medios de comunicación cercanos a la 4T: Artículo19 precisa que son diez: La Jornada, entre otros.

8.- Utilizar de manera estratégica las redes sociales –en particular, Twitter y Facebook– con bots para inflar y fortalecer el posicionamiento de la narrativa amloista expuesta en las mañaneras y en sus giras por el País.

9.- Amagar a través del senador morenista Ricardo Monreal la regulación de las redes sociales.

10.- Ignorar esta realidad instigada por la narrativa de AMLO contra la libertad de expresión: “En el 2020 se registró una agresión contra la prensa cada 13 horas. En este período ocurrieron 692 ataques contra medios de comunicación y periodistas; seis fueron asesinados” (Artículo19; 2020).

11.- Crear un Padrón nacional de usuarios de telefonía móvil para detectar a los adversarios de la 4T a través del uso de las redes sociales vía el teléfono celular.

Por ello, repito la pregunta: ¿Y la libertad de expresión, apá? Y un eco distinto responde: “en riesgo, en grave riesgo de desaparecer”.