Tengo una pregunta para todos ustedes ¿alguien se acuerda de Paris Hilton? ¿De verdad nadie? Es aquella celebridad que a principios del presente siglo se dio a conocer por haber grabado un video sexual a los 20 años de edad en el que aparecía con Rick Salomon, su novio de aquel entonces. El escándalo fue mayúsculo porque, además de ser sumamente explícito, la protagonista era hija, nieta y bisnieta de grandes empresarios cuyo apellido es sinónimo de hoteles a nivel internacional.

¿Siguen sin recordarla? Bien, pues para refrescarles la memoria, podremos recordar que aprovechó muy bien su escándalo sexual y protagonizó uno de los primeros reality shows verdaderamente famosos: The Simple Life en donde, junto a su amiga de la infancia Nicole Richie, aparecía como una rubia tonta y millonaria que trataba de llevar una vida sencilla y sin lujos. ¡Ah, eso sí! Paris aseguraba que estaba interpretando un personaje, que ella no es tonta. (Es decir, no tanto) Pero ¿qué no era un reality show?

Ese programa, por cierto, fue producido en la última etapa exitosa de la televisión tradicional. De haber sido hecho en estos días, tendría forzosamente que ser transmitido por internet. Pues bien, la rubia no tan tonta después se hartó de esa producción (o quizá el público se cansó de tanta estupidez) y se dedicó sencillamente a ser una celebridad. Ella fue una de las primeras, antes de Kim Kardashian y sus secuaces, en ser famosa por ser famosa. Nada más era Paris Hilton saliendo en todos lados como Paris Hilton.

Publicaba libros donde hablaba de si misma. Vendía perfumes con la imagen de si misma. Asistía a eventos, inauguraciones, alfombras rojas y premiaciones en donde le pagaban por ser ella misma. Y luego se metió a un estudio de grabación para hacer su primera producción musical como cantante. Estaba tan emocionada por esa etapa en su vida que pronunció una de sus frases más infames: “Cada vez que escucho mis canciones ¡siento ganas de llorar!” Asumo que lo que sentía era un orgullo muy abrumador, pero sus interpretaciones eran tan malas que, efectivamente, ¡todos sentíamos ganas de llorar!

Luego la metieron a la cárcel. Lo que pasó es que, habiendo nacido millonaria, consentida por todos y acostumbrada a hacer siempre exactamente lo que se le da la gana, se la pasó conduciendo su auto ebria, o sin permiso vigente, cargando marihuana o cocaína y un buen día las autoridades pensaron que ya había sido suficiente. Paris siempre sintió que ella estaba por encima de las leyes pero, al meterla en prisión, los jueces le demostraron que estaba un poquito equivocada al asumir que había nacido con credencial vitalicia de impunidad perpetua.

Su conducta, su falta de talento para cualquier actividad que no fuera promocionarse a si misma y su ostentosa inestabilidad emocional, hicieron que Paris Hilton fuera nombrada en una lista internacional como “Peor modelo a seguir” sólo por debajo de Britney Spears, también ostenta el Récord Guinness de “La celebridad más sobrevalorada del mundo” y alguna publicación la incluyó en la lista de las “Rubias más tontas del planeta”. Ha tenido un montón de novios pero, a diferencia de su ex amiga Nicole Richie quien se casó y formó una familia, Paris no había encontrado quién se aventara el paquete con ella.

Ahora resulta que el actor Chris Zylka, con un ostentoso y casi grotesco anillo de 2 millones de dólares, le pidió matrimonio a Paris Hilton durante un viaje para esquiar en Aspen, Colorado. Ella se declaró sorprendida y encantada en Instagram por tener, por fin, alguien que le haga segunda. Y es que a los 36 años de edad, si desea tener hijos, necesita ponerse las pilas ya. Al final de cuentas, podemos ver el fin de esta historia: un matrimonio breve, algún bebé que terminará sufriendo negligencia y el fin de la fama de una mujer que ya no resulta graciosa, ni interesante y mucho menos trascendente.