Zapateros que no se avocan a sus zapatos

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Zapateros que no se avocan a sus zapatos

No estoy seguro de que sea buena idea tener militares a cargo de una policía civil, que debe tener un trato directo con la ciudadanía

Gozó de sus warholianos aunque indeseados 15 minutos de fama la nueva titular del Instituto Municipal de la Mujer, Amal Lizette Esper.

Se le cuestiona por estar formada en alta costura, lo que al decir de sus críticos es incompatible con el cargo que recién desempeña.

La campaña en su contra fue tan visceral que incluso se le adosó el malicioso epíteto de #LadyFashion, no obstante era un valor entendido de redes sociales reservar los títulos de Lady y Lord para los burgueses sorprendidos en actos de “influyentismo” y por lo menos, al día de hoy, la nueva directora municipal no ha incurrido en semejante plantígrado.

Ocioso sería defender a Amal Lizzete Esper, su trabajo debe hablar por ella (sopesado en forma individual y contrastado con el de sus predecesoras y homólogas en otros institutos similares).

La pregunta en realidad es: ¿Y cuál de nuestros ilustres funcionarios, de cualquier orden de gobierno, SÍ está capacitado para desempeñar el puesto que al día de hoy ocupa?

Y entendámonos: Las credenciales académicas son sólo un aspecto a considerar. Poniéndonos estrictos, es probable que de cualquier gabinetazo (toda la gente de confianza de un gobernante) haya muy poco que rescatar si eliminamos a los cleptómanos y a los desequilibrados.

Quizás sí quepa señalar el nombramiento de Amal Lizzete Esper como nueva directora del Instituto Municipal de la Mujer, para estar atentos a su desempeño y para que ella misma sepa que a veces la vigilancia ciudadana y mediática es muy celosa. ¡Qué bueno!

Pero lo cierto es que hemos soportado otros perfiles más errados sin chistar y hasta los aceptamos como normales.

La pasada administración municipal, la de Jericó Abramo Masso, heredó a la presente gestión de Isidro López Villarreal a su actual Director de Policía Preventiva y Tránsito, el mayor Clemente Yáñez.

Sé bien que dada la creciente inseguridad, que desde hace una década nos tiene en estado psicótico, podría a primera instancia parecernos deseable tener a un Mayor del Ejército al frente de los efectivos que están para proteger y servir.

Yo, sin embargo, no estoy muy seguro de que sea una buena idea el tener militares a cargo de una Policía civil, una Policía que debe tener un trato directo con los ciudadanos.

Una de las observaciones que en materia de Derecho Humanos hizo la ONU a la actual Presidencia de México, fue el retiro de cuerpos militares de las funciones de seguridad pública en todo el País.

¿Por qué? Porque el Ejército no está capacitado para la convivencia con los ciudadanos y es que sus funciones son muy distintas. Así que tener a un militar al frente de una fuerza civil puede considerarse poco menos que un acierto, aunque habría mejor que evaluar lo que ha resultado de ello.

Desde la pasada administración, los saltillenses hemos sido objeto de detenciones y pesquisas arbitrarias, muchas veces por elementos encapuchados.

En mi entender, una Policía Preventiva y de Tránsito debe siempre darnos la cara, pues su ámbito de competencia es eminentemente civil; es decir, no va tras el crimen organizado, sólo cuida que entre los buenos ciudadanos no nos matemos unos a otros.

En fin. Hace unas semanas la actuación de la Policía de esta capital se viralizó en redes sociales cuando varios uniformados, a plena luz del día, intentaron detener a un joven por ir cantando en el centro de Saltillo.

Al requerirle absurdos como “su permiso para cantar” y por tratarse a todas luces de un serio intento de detención ilegal, la imagen de la Policía saltillense salió bastante perjudicada.

Hoy, el mismo joven acusa a la Policía Municipal de algo mucho más serio y lamentable, una golpiza y vejaciones diversas que él considera en represalia por aquel episodio anterior.

El mismo mayor Clemente Yáñez justificó aquel proceder argumentando que el muchacho es “un mariguano”.

Hoy nuevamente justifican la madriza que le metieron levantándole varios cargos al pobre chico, mismos que él asegura son inventados.

Pero si a mí me pidieran tomar partido, ya sea creerle a un joven (mariguano y todo, que no me consta) o a una Policía que sistemáticamente intimida a los ciudadanos y aprovecha cualquier excusa para hacer detenciones ilegales, ya sea por rencillas personales o con fines recaudatorios, la verdad, la verdad, yo me fío más del chamaco.

Como vemos, no tener al candidato ideal en el puesto apropiado puede tener un costo muy elevado. Dicho precio es al día de hoy la mala relación de los ciudadanos con su instancia de seguridad inmediata, que si por lo regular no es buena, en este momento es de recelo, desconfianza, miedo y represión.

Así que, en definitiva, veo cosas más graves ocurriéndole actualmente al servicio público que una diseñadora de modas fuera de su esfera de competencia.

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