Por: Nazul Aramayo

Los once cuentos de este libro dibujan una zona donde el peligro acecha siempre muy cerca. Puede ser una llamada en Navidad, una turba enardecida, un grupo criminal, un linchamiento mediático, la ira, los amigo, todo lo que respira destila una dosis de violencia.

Con atmósferas llenas de tensión –incluso terror–, el narrador Emiliano Monge (Ciudad de México, 1978) construye “Un bestiario del hombre como lobo de sí mismo”, como lo advierte la tapa del volumen La superficie más honda.

“Testigos de su fracaso”, “Todos nuestros odios”, “La tempestad que llevan dentro”, “La tortura de la esperanza” son muestras de maestría narrativa, con una estructura donde poco a poco se va revelando la historia, cuyo leitmotiv siempre es la violencia,  cada detalle abona para construir una atmósfera de opresión y orfandad, hasta llegar a un final sorpresivo y perturbador, un golpe contundente.

Hay libros que te hacen sentir acompañado. Aquí te sientes vulnerable, solo pero acechado, como si después del punto final de cada cuento, el mundo se revelara todavía menos habitable. O tal vez no estamos solos, pero queda la certeza de que no estamos a salvo.

La superficie más honda

Emiliano Monge
Random House
México, 2017