Reviven masacre de Allende, mujeres que perdieron a sus familiares

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Reviven masacre de Allende, mujeres que perdieron a sus familiares

Foto: Archivo
En el marco del foro internacional “La Fabricación de una Masacre” que fue organizado por National Geographic, tres mujeres hablaron por primera vez sobre los hechos ocurridos el 18 de marzo de 2011

Las convocadas fueron Claudia Sánchez, quien perdió a su hijo Gerardo Heath de 15 años; Etelvina Rodríguez, quien perdió a su esposo Everardo, y María Vela, quien su esposo Edgar está desaparecido.

El foro internacional “La Fabricación de una Masacre” fue organizado por National Geographic, la Oficina de Washington en América Latina (WOLA), y las organizaciones Audible y ProPublica.

La reportera Ginger Thompson dialogó con las mujeres, quien denunció en un trabajo periodístico que un error de la DEA provocó los acontecimientos violentos de hace siete años.

Claudia declaró que su hijo Gerardo se alistaba para salir con sus amigos, mientras ella preparaba maletas, porque en la madrugada viajarían a San Antonio.

Las tres concuerdan en que el ambiente se percibía extraño, y que no había ni un solo policía en Allende ni en Piedras Negras, aunque todavía no se sabía que Los Zetas estaban invadiendo la Ciudad.

“Me acuerdo que le dije: ‘ve, pero no te tardes, porque mañana nos vamos a las cinco de la mañana’. Fue la última vez que lo vi”,  rememoró Claudia.

“Gerardo no llegó a la hora acordada y la familia no pudo localizarlo en su celular, hasta que unos amigos pasaron por su casa para dar un recado a sus padres: ”Se lo llevaron”.

“Había una boda muy importante ese día, estaban el Alcalde y el Gobernador. Hablé con el Edil y me dijo: ´no sabemos contra quiénes estamos peleando, lo más seguro es que te lo avienten por ahí”.

“Era como una guerra donde los únicos que tenían el poder eran los delincuentes”
Etelvina Rodríguez

Etelvina relató que en la ciudad reinaba el descontrol, y había saqueos. “Era como una guerra donde los únicos que tenían el poder eran los delincuentes”. Añadió Etelvina.

María afirmó que ese viernes se quedó hasta tarde en el juzgado federal donde trabaja. Su esposo le dijo que iba a salir con un amigo, pero no regresó.

De acuerdo a los testimonios, los agraviados eran totalmente ajenos al crimen.

Lamentó Claudia, que ese 18 de marzo, se rompió la regla de que los narcos no se meten con la sociedad.

Cinco después de que le informaron que su hijo fue asesinado y le entregaron sus supuestas cenizas, insistió en ir al rancho donde lo asesinaron y quemaron.

“Le pregunté a la subprocuradora si estaba segura. Me los describieron, mi hijo era güero, de ojos azules, grandote. Me dijeron que empezó a llorar, todo estresado y lo mataron. No me podían haber dicho peores palabras, rememoró.

María Eugenia cuenta que ella no aceptó la urna que supuestamente contenía los restos de su esposo, pues en cinco años las autoridades no intentaron contactarla.

“Yo no puedo aceptar que me dieran algo simbólico, no creo que me estuvieran diciendo la verdad”, expresó.

Las afectadas lamentaron que los Gobiernos no tomen en cuenta las consecuencias de sus actos y advirtieron que no puede volver a pasar.

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Con información de Reforma