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Dependencia alimentaria, un riesgo latente en la revisión del TLCAN
En opinión del “izquierdista” José Narro Céspedes, de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte hace 23 años, uno de los sectores que presentó mayor complejidad fue el agropecuario por su sensibilidad económica y política, así como por las grandes asimetrías con Estados Unidos y Canadá en dimensión, competitividad natural en algunos productos, orientación exportadora y, también, en los subsidios a los productores de esos países.
Es un hecho que para la Sagarpa el TLCAN no significa ningún problema porque está fuera de la realidad.
Tan solo con la apertura agropecuaria del TLCAN en México, se ha incrementado la pobreza que alienta la migración, pérdida de la diversidad genética y destrucción de la naturaleza. El TLCAN suprimió paulatinamente muchas leyes que preservaban derechos fundamentales de los trabajadores y campesinos y el campo mexicano ha sucumbido bajo la competencia desleal de los productos subsidiados norteamericanos, que han inundado los mercados nacionales.
La polarización social en el campo es creciente; la migración de la población rural llega a 300 mil personas por año en condiciones inhumanas; más de un mexicano muere cada día al tratar de cruzar a Estados Unidos, y esa realidad no la quiere reconocer la Sagarpa porque su único interés es servir a las corporaciones del sector agroalimentario.
En 2016, México compró 2,613 mdd de maís (14 millones de toneladas de EU) Hasta mayo de este año, el valor de las importaciones por maíz fue de 1,713 mdd.
Porcicultores del país refieren que de 2 millones de toneladas de carne de puerco que se consumen al año en México, se producen 1.3 millones de toneladas.
Principalmente utilizado para pan y galletas, en 2016 el valor por las importaciones de trigo de Estados Unidos ascendió a un monto de 611 millones de dólares.
En 2016, México compró 571 millones de dólares en leche y crema en polvo a Estados Unidos. De enero a mayo de 2017 importó un equivalente a 269 millones de dólares.
En 2016, el valor de las importaciones de pierna y muslo de pollo provenientes de Estados Unidos al país ascendió a alrededor de 524 millones de dólares.